((**Es8.52**)
El Papa Pío IX nos ha bendecido y nosotros
debemos corresponder a su bendición. Debemos hacer
también algo por él.
>>Qué podremos hacer? La prontitud al
levantarse. Diréis vosotros: >>qué relación hay
entre levantarse puntualmente y la bendición del
Papa? Muchísima, y os lo voy a demostrar. El Papa
os ha bendecido porque desea con toda su alma que
os hagáis santos, ganando méritos ante el Señor, y
es una obra meritoria empezar la jornada con la
obediencia al Reglamento.
Tiene en primer lugar el mérito de vencer la
pereza y de practicar una obra buena, tan
agradable al Señor como es la mortificación.
Además, ved: yo bajo pronto a la iglesia y no hay
nadie para confesarse y al segundo toque de
campana llegan a la sacristía todos los que
quieren confesarse. >>Cómo queréis que, en el poco
tiempo que hay desde que empieza la misa hasta que
acaba la meditación, pueda atender con el celo que
yo deseo a todos los que quisieran confesarse
conmigo? Así pues, al primer toque de campana
vestíos en seguida, diciendo alguna jaculatoria,
arreglad la cama y bajad a la iglesia donde
podréis confesaros; si queréis, podéis dirigir una
afectuosa oración a Jesús Sacramentado. Todo esto
será tiempo ganado. Si no queréis ir a la iglesia,
quedaos al pie de la cama y dirigid una oración a
san José, castísimo esposo de María, para que os
obtenga el don de la pureza. Al segundo toque,
bajad en seguida a la iglesia.
Veo muchas veces que, ya ha empezado la misa y
pasan todavía algunos muchachos por la sacristía;
llega la misa al evangelio y continúan pasando
algunos; y creo que esto sucederá también por la
otra puerta. A la consagración aún hay alguno que
forma la retaguardia. Mis queridos jóvenes, sed
puntuales al levantaros. Es una desgracia perder
la santa misa por la mañana; sed diligentes para
oírla. Diligencia, por tanto, al levantarse. Una
hora ganada por la mañana es un tesoro para la
noche; es decir, es una hora más de vida, una hora
más de estudio, ((**It8.46**)) una hora
más de méritos. Hijos míos, conozco bien a los
jóvenes y sé cómo van sus cosas porque leo en su
corazón.
Dos son los estímulos, los medios principales
que emplea el demonio para hacer cometer muchos
pecados. El primero es hacer que un muchacho se
quede en la cama a la hora de levantarse, o al
menos tentarlo para que no se levante en seguida
por la mañana. Hoy le induce a quedarse en la cama
cinco minutos, y mañana, diez minutos después está
todavía en la cama; pasado mañana se levanta al
toque de la segunda campanada y a toda prisa corre
a la iglesia con los ojos medio cerrados por el
sueño... >>Cómo queréis que éste rece con fervor
al Señor y obtenga las gracias que necesita? Y
esto no es todo; se aficionará a la holgazanería
y, so pretexto de un dolorcillo, de un mal,
seguirá en la cama durante toda la misa
disfrutando del calorcillo de su holgazanería. El
se cree estar solo; pero no es así, está
acompañado. >>Sabéis por quién? Por el demonio.
íBravo compañero, por cierto! El demonio está a su
lado cumpliendo su papel: y íqué bien lo
desempeña! Si supieseis cuántos pecados hace
cometer el demonio de este modo.
Cuando terminan las oraciones de la iglesia y
advierte este muchacho que los compañeros salen,
se viste a toda prisa y corre presuroso al estudio
como un perrito, sin rezar las oraciones, y se
sienta en su sitio. Abre sus libros, pero >>qué
queréis que haga? Está desganado, le pesa la
cabeza, tiene la boca pastosa, por lo que piensa
comprarse una taza de café con leche para
reponerse y piensa acompañar el pan con una lonja
de salchichón. Así que no hace su trabajo y busca
un pretexto para excusarse ante el maestro o, si
lo hace, es atropelladamente y mal.
Procurad, pues, levantaros a la primera señal y
recordad que la misa es algo muy(**Es8.52**))
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