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apareció monseñor Svegliati. Monseñor Ricci le
presentó a don Bosco diciendo:
-Este es don Bosco de Turín. El Santo Padre
desea que se arreglen las cosas con él y que V. S.
vea el modo de contentarle.
El Secretario saludó cortésmente a don Bosco,
el cual empezó a decir:
-Creo que Monseñor habrá recibido y leído el
memorial que dirigía a la Sagrada Congregación y
las Reglas de la Pía Sociedad de San Francisco de
Sales.
-Lo he leído y también las Reglas; pero,
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perdóneme, me ha sorprendido el modo con que han
sido concebidas; por ejemplo, >>cómo quiere que se
compaginen el voto de pobreza y la posesión de
bienes propios?
-Sin embargo, si Monseñor me lo permite, le
diré que ello no se opone a este voto, como usted
dice.
-íSerá muy difícil! Además esta aprobación hay
que pensarla bien; y lo que pide respecto a las
dimisorias, no es admisible.
-Sin embargo el Santo Padre me ha dicho que
deseaba...
->>El Santo Padre? El Santo Padre no se acuerda
ya ni de los decretos que él mismo ha hecho...
Convénzase, don Bosco; íno es posible!
-Escúcheme, Monseñor...
Y empezó a exponer sus razones, a responder a
las objeciones que se le podían presentar, a
demostrar lo razonable, más aún, la necesidad de
sus peticiones. No obstante, monseñor Svegliati
repetía a cada instante: -íNo se puede! Y no hubo
medio de sacarle otra respuesta.
Era una escena singular. Monseñor Svegliati
firme en no conceder nada y molesto de aquella
insistencia, evitaba que sus ojos se topasen con
los de don Bosco y, por consiguiente, volvía un
tanto la mirada a otra parte; y don Bosco, sereno
y tranquilo, pero decidido a obtener una respuesta
favorable, se movía de modo que siempre se
encontraba frente al Secretario, quien, sin
advertirlo, dio muchas veces la vuelta entera
sobre sí mismo. Fue largo este diálogo y de lo más
gracioso para los espectadores. Finalmente le rogó
don Bosco:
-Si Monseñor quisiera concederme una audiencia
esta tarde en su casa, tal vez lograría
persuadirle de la bondad de mis razones.
Monseñor Svegliati, que era persona distinguida
y muy cumplida, le respondió:
-Venga, venga; con mucho gusto; pero será
inútil; ((**It8.610**)) íno se
puede! íNo se puede! Y siento hacerle perder un
tiempo tan precioso.
(**Es8.518**))
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