((**Es8.517**)
10.° Esta cantidad empezará a amortizarse al
cabo de un año, con la retención de tres liras al
mes sobre las que corresponden a cada alumno.
11.° Esta entrega será garantizada con medios a
convenir.
12.° El contrato durará un quinquenio, y en el
caso de que una de las partes, por motivos
razonables, quisiera retirarse, deberá prevenir a
la otra con dos años de anticipación.
13.° Si llegaran tiempos en los que el precio
de los comestibles aumentase considerablemente, la
Administracín se compromete a enviar dos de sus
miembros con el fin de examinar la necesidad y
aportar su ayuda, dentro de lo posible, según la
gravedad del caso.
14.° Al entrar en posesión se hará inventario
de los muebles existentes en el establecimiento, y
se dará cuenta de ellos en caso de ruptura de
contrato. Se exceptúan las cosas que se consumen
con el uso, de las cuales solamente se dará cuenta
de cómo se han consumido.
15.° Este contrato entrará en vigor el año...
Otra finalidad importantísima había llevado a
don Bosco a Roma y era la de conseguir la
aprobación de su Pía Sociedad o, por lo menos,
poder dar las dimisorias a sus clérigos ad instar
Ordinarii. Había hablado ampliamente de ello con
el Sumo Pontífice. El Papa, que estaba a su favor,
aprobaba; ((**It8.608**)) pero,
como era natural, deseaba que las cosas siguiesen
el curso ordinario, y decía a don Bosco:
-Bien, dirigíos a las Congregaciones; cuando
ellas hayan deliberado, intervendré yo.
Pero aquí estaban las dificultades. Don Bosco
no había encontrado muy propicios a los miembros
de la Sagrada Congregación de Obispos y Regulares.
Especialmente en cuanto al voto de pobreza, tal y
como él lo exponía, tuvo que gastar tiempo y
palabras con poco resultado. Además se estudiaba
entonces el modo de extender lo más posible la
jurisdicción episcopal a las órdenes religiosas.
Se oponía, más que ninguno, a lo proyectos de
don Bosco monseñor Svegliati, Secretario de la
Congregación, persona muy influyente, de la que
dependía en gran parte la decisión. Y el Papa
dirigió a don Bosco a monseñor Svegliati, dándole
a entender que, si conseguía ganárselo, el asunto
estaba terminado. A estas palabras del Papa estaba
presente monseñor Ricci, quien condescendió con la
petición de don Bosco de acompañarle al palacio de
la Cancillería, donde tenía su despacho monseñor
Svegliati. Don Juan Bautista Francesia les
acompañó, pero tuvieron que esperar más de una
hora, porque el Secretario había salido. Cansados
de aguardar, se pusieron en marcha para volver a
casa, pero estaban ya bajo los pórticos, a tiempo
de que don Bosco señalaba a don J. Bautista
Francesia el lugar donde había sido herido el
conde Pelegrino Rossi, cuando
(**Es8.517**))
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