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((**Es8.506**) de Hacienda pretendía las Bulas. El Papa estaba indeciso, porque temía que se propusiesen para la dignidad episcopal personas palaciegas. En cuanto don Bosco estuvo ante Pío IX, díjole éste sonriendo: ->>Con qué política resolveríais vos tantas dificultades? -Mi política, respondió don Bosco, es la de Vuestra Santidad. Es la política del Pater Noster. En el Pater Noster ((**It8.594**)) suplicamos cada día que venga el reino del Padre Celeste sobre la tierra, esto es, que se extienda más, que sea mejor comprendido, más vivo, más poderoso y glorioso: Adveniat regnum tuum! (venga a nosotros tu reino) y esto es lo que importa. E insistió en que se antepusiese el bien de las diócesis y se estudiase el modo de asegurarlo. -Será difícil encontrarlo, de forma que podamos lograr hacer algo, observó el Papa. Don Bosco respondió: -La francmasonería no cede, pero, si nos deja hacer, espero que llegaremos a una conclusión. Y explicó su pensamiento. No hacer distinción en los trámites entre las provincias piamontesas, lombardas, vénetas y las de los estados arrebatados a los príncipes italianos y al Papa: que el Gobierno de Italia propusiese para los Obispados las personas que más le agraden, y que haga lo mismo la Santa Sede, representada por el cardenal Antonelli ante el Gobierno: que no arbitren la Santa Sede ni el Gobierno: que el Pontífice, confrontando la nota de la Santa Sede con la del Gobierno, eligiese a aquéllos sobre los cuales estuviesen de acuerdo las dos notas: que se empezase con el nombramiento de un cierto número de Obispos solamente, para dar principio a las provisiones más urgentes de las diócesis vacantes; que estos obispos fuesen destinados a las Sedes para las que por parte del cardenal Antonelli no hubiese dificultad; lo de las Bulas sería asunto suyo; no obstante, se recomendaba que no se comprometiese con revelaciones inconsideradas el éxito de la tramitación. Pío IX se adhirió al consejo de don Bosco y le dio plena libertad para tratarlo con el comendador Tonello, reservándose toda libertad para decidir y actuar. Dio, pues, don Bosco los primeros pasos con el cardenal Antonelli y con algún trabajo le indujo a considerar las cosas bajo su punto de vista, no tanto político, cuanto religioso, en el sentido estricto de la palabra. ((**It8.595**)) Fue después a Tonello, a quien Ricasoli había telegrafiado: (**Es8.506**))
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