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Fue a visitar a un niño de casa De Maistre que
estaba gravemente enfermo y parecía que fuera a
morir. Había que operarle, mas no se sabía cómo y
dónde. íQué pena!
Don Bosco le bendijo y con la medalla tocó su
cuerpecito. Donde don Bosco tocó, maduró el tumor
y los médicos pudieron intervenir. Pero, aún
sucedió algo más singular. Allí donde operaron los
médicos fue un éxito y en otros dos puntos donde
tocó la medalla, se produjo por sí misma una
supuración. El niño mejora y se espera verle
curado...
Pablo De Maistre, hijo del conde Eugenio, tenía
la cara y el cuello hinchados. El 16 de enero don
Bosco le bendijo y fue a celebrar la santa misa en
la iglesia vecina de San Carlos. Había allí
<>. Una vez que hubo celebrado la misa,
pareció que el enfermo mejoraba; tanto que,
habiéndose presentado el médico, confirmó que se
podía efectuar un corte sin peligro, lo que antes
no se había atrevido a hacer. Desde aquel momento
la hinchazón comenzó a desaparecer y quedó
asegurada la curación.
Pero no acaba aquí. El Siervo de Dios, después
de haber dado la bendición al niño, había dicho a
sus padres:
-No morirá: será sacerdote.
Nadie descubrió a Pablito lo que don Bosco
había predicho de él;
solamente se lo dijeron cuando, ya jesuita, estaba
ordenado in sacris.
El Conde nos narró el hecho y añadió, que,
cuando él vivía en las Quattro Fontane, hospedó en
su casa a don Bosco, y era tal la multitud que
llenaba las escaleras, que apenas si los
inquilinos podían salir de sus apartamentos, y él
tenía ((**It8.592**)) que
hacer entrar a los visitantes por una puerta y
salir por otra.
Aún añade más noticias la carta de don Juan
Bautista Francesia:
La otra tarde (15 de enero) visitó a otro niño
enfermo también: pocas, por no decir ninguna, eran
las esperanzas de que curase, pero después de la
bendición de don Bosco comenzó a mejorar. Los
doctores hacen los más grandes elogios por el
resultado de las curas de éste su nuevo colega. No
hay un enfermo en Roma que no ansíe la visita de
don Bosco. Tan pronto está en la plaza del Popolo,
como en el Borgo Nuevo, como en otras partes
lejanas y opuestas.
No hay una iglesia, ni una casa privada con
capilla, donde no se desee su misa...
Don Bosco agradece lo que se hace en el
Oratorio y anima a continuar con más fervor. íAh,
si se pudiese obtener la curación del estupendo
conde Vimercati, nuestro huésped! Mejora, sí, pero
no cesan las molestias; no puede sostenerse en
pie, no duerme por la noche; en fin, sin un
milagro íno saldrá de ello! íRecemos!
La salud de don Bosco empeora a causa de lo
mucho que habla: tiene las piernas enormemente
hinchadas y no puede descansar de noche.
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