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escribid. El grandísimo bien que ciertas cosas
harán cuando vuestros hijos lleguen a saberlas, no
podéis vos comprenderlo del todo.
Y don Bosco prometió que escribiría. Y
escribió.
Habló entonces el Papa de la iglesia de María
Auxiliadora: quiso saber en qué punto se
encontraban los trabajos y concedió a todos los
que habían concurrido a la erección del sagrado
edificio especiales favores espirituales, en estos
términos:
1.° La Bendición apostólica, con indulgencia
plenaria, in artículo mortis;
((**It8.588**)) 2.°
Indulgencia plenaria cada vez que se acerquen los
mismos a recibir la santa comunión;
3.° Estas indulgencias pueden ser aplicadas
como sufragio por las almas del purgatorio.
Continúa la carta de don J. B. Francesia:
Adonde quiera que don Bosco va, acuden las
principales familias romanas. El duque de
Salviati, el príncipe Borghese, el duque de Sora,
el príncipe Odescalchi, y, debido a ellos, muchas
y muchas otras personas entablan relación con don
Bosco. Mientras tanto, él no cesa de dar
audiencias de la mañana a la noche y puede
imaginarse con cuánto detrimento para su salud.
El domingo (13) estuvimos en el Colegio Romano,
donde don Bosco pronunció un devoto y agradable
sermoncito. íQué frutos produjo! Los muchachos no
sabían separarse, quedaron prendados de él y
querían que se los llevase consigo a Turín! íQué
hermosa mies! Pero no faltan los trabajadores:
íaquellos padres son verdaderamente ejemplares! En
varias ocasiones yo creía encontrarme en el
Oratorio.
Puede decirse que don Bosco no ha hecho todavía
nada extraordinario; parece que el Señor no quiere
por el momento hacerle grande aquí en Roma. Pero,
sea como fuere, el recuerdo que don Bosco deja por
donde pasa, es siempre hermoso. Se admira su
calma, la sonrisa de su rostro, la
imperturbabilidad de su alma.
El cardenal Cagiano, que murió durante la noche
del domingo pasado, había puesto tal confianza en
don Bosco que quería dejarle heredero de todo lo
suyo y costó mucho hacerle cambiar de idea. Sin
embargo, no le había visto nunca antes.Murió como
un santo y le lloró toda Roma. Don Bosco tenía
alguna esperanza de curación y rezó mucho, pero el
Señor dispuso las cosas de otro modo. Hubiera sido
algo muy espectacular.
El conde Vimercati mejora de su malestar, pero
muy despacio: don Bosco quiere lograr que cure
antes de dejarlo y me encomienda le diga que
durante estos días se rece en el Oratorio con
mayor fervor por esta preciosa y caritativa
persona. Prometió una buena limosna para la
iglesia; nada menos que los gastos de la cúpula,
si obtenía la salud.
El altar confiado al conde Bentivoglio se hará
y hemos de esperar que resultará bien. Fuimos a
comer con ellos y quedaron muy contentos.
La condesa Calderari estaba seriamente
indispuesta: pero va mejor. Don Bosco fue a
celebrar misa en su capilla.
>>Hay algo nuevo en el Oratorio? Esperamos
noticias, que seguramente estarán de camino.
Esperamos sean buenas. Diga al que habla por la
noche a estudiantes y
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