((**Es8.494**)
Recomendó a las Adoratrices Perpetuas de Jesús
Sacramentado que acudiesen ía la Virgen Auxilium
Christianorum! en los casos de apuro, y las
religiosas se acordaron de ello, cuando unos días
después cayó enferma su superiora.
Los amigos iban al Oratorio para augurarle
éxito en sus asuntos, y el conde Juan Melzi le
llevaba desde Milán cincuenta liras, de parte del
canónigo Ambrosio Jacopone. Al abrir la carta, con
la que el Canónigo se encomendaba a sus oraciones
y a las de los alumnos para obtener una gracia,
don Bosco exclamó:
-íHe aquí a la Virgen que provee para el viaje!
Y de acuerdo con su costumbre, ni siquiera en
aquellos días perdió ninguna ocasión para
demostrar su agradecimiento a las familias que más
le ayudaban. Así escribía a la hija del marqués
Fassati:
Señorita Acelia:
Le envío un pequeño faisán que me acaban de
regalar. Quién sabe si no le ayudará para
fortalecerse y pasar todo el año feliz. Hágalo el
Señor. Acéptelo.
Deseándole toda suerte de bienes sobre usted y
toda su familia, créame,
De V.S.
2 de 1867.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
P. S. -Mis humildes saludos para sus señores
Padre y Madre.
El día 4 alcanzaba de la Curia de Turín el
permiso para salir con un compañero de la diócesis
y presentaba al Rector del Seminario su
agradecimiento por la siguiente carta.
((**It8.580**))
SEMINARIO METROPOLITANO DE TURIN
Turín, 4 de enero de 1867.
Muy reverendo Señor:
Habiendo sabido que V. S. va a ir a Roma, creo
oportuno invitarle a ajustar sus cuentas con este
Seminario. Como muy bien sabe, debe pagar
cuatrocientas liras, correspondientes a los dos
años de intereses vencidos en diciembre del 1866;
por otra parte, además, la Administración del
Seminario, en su sesión del 29 de octubre próximo
pasado, ha determinado entregarle para los
clérigos del Oratorio una subvención de doscientas
cincuenta liras. Es necesario, por tanto, que V.
S. me entregue las ciento cincuenta liras
restantes y recibo de las doscientas cincuenta.
Para esta
(**Es8.494**))
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