((**Es8.482**)
El Supremo Jerarca de la Iglesia, el
gloriosamente reinante Pío IX, ha anunciado que el
29 de junio del corriente año 1867, se celebrará
con especial solemnidad la fiesta de san Pedro,
porque precisamente en este año se cumple el
centenario de su glorioso martirio; es decir, se
cumplen dieciocho siglos desde que este primer
Vicario de Jesucristo terminaba su carrera mortal
y sellaba con la sangre del martirio la doctrina
que había predicado.
Todos los hijos de San Pedro y de los
Pontífices, sus sucesores, todos los cristianos
deben tomar parte en esta gran solemnidad, con los
medios compatibles a su condición. Por nuestra
parte no sabemos hacer cosa mejor que publicar una
vida popular del Santo Apóstol; no muy corta, para
que sus gloriosos hechos no queden desconocidos,
ni muy larga, para satisfacer también a aquellas
personas que anduvieren faltas de tiempo o de
comodidad para hacer otros estudios de esta clase.
Colocamos en primer lugar la circular del
Pontífice invitando a todos los Obispos del mundo
a ir a Roma.
Presentamos unos apuntes sobre el año del
martirio de San Pedro; sigue a contiriuación la
vida del mismo santo apóstol.
Católicos, vivimos días desgraciados para la
Iglesia de Jesucristo.
Unámonos todos en torno al Vicario de
Jesucristo, que es el Romano Pontífice. Nosotros,
empezando por el Papa Pío IX, llegamos, de uno a
otro Pontífice hasta San Pedro, hasta Jesucristo.
Por tanto, quien está unido al Papa, está unido a
Jesucristo y quien rompe estas ligaduras naufraga
en el mar borrascoso del error y desgraciadamente
se pierde. Haga el gran Apóstol que durante este
año vuelvan los hermosos días de la paz y del
triunfo y nos obtenga del divino Maestro que los
pueblos y reyes se unan en el vínculo de la
caridad y del amor para formar un solo rebaño y un
solo pastor sobre la tierra, y después reunirse un
día todos en el reino de la gloria del Cielo. Así
sea.
Se expedía este primer número a los
subscriptores, y entraba en la imprenta el de
marzo: Vida de San José, ((**It8.568**)) Esposo
de María y Padre putativo de Jesucristo,
entresacada de los más acreditados autores, con la
noveria de preparación para la fiesta del Santo.
Hay que leer atentamente su introducción.
En una época en la que parece se extiende
universalmente la devoción al glorioso San José,
padre putativo de Jesús, creemos será del gusto de
nuestros lectores sacar a la luz un librito sobre
la vida de este santo.
La dificultad de encontrar en los antiguos
escritos los hechos particulares de la vida de
este Santo, no debe disminuir de ningún modo
nuestra estima y veneración del mismo; es más, en
el silencio sagrado que envuelve su existencia,
encontramos algo grande y misterioso.
San José había recibido de Dios una misión
totalmente opuesta a la de los apóstoles 1. Estos
tenían el encargo de dar a conocer a Jesús; José
debía tenerlo oculto; aquéllos debían ser
antorchas que lo mostrasen al mundo, éste un velo
que lo cubriese. Por tanto, José no era para sí,
sino para Jesucristo.
En la economía de la divina Providencia le
tocaba a José mantenerse en la oscuridad,
1 Bossuet.
(**Es8.482**))
<Anterior: 8. 481><Siguiente: 8. 483>