((**Es8.476**)
Pero don Bosco había hablado del 1867 y no de
los años siguientes.
El efecto de las palabras del Venerable aparece
en otras cartas romanas.
El 2 de diciembre de 1866 escribía de nuevo el
conde Escipión Conestabile della Staffa al
caballero Oreglia: <>.
El conde Aníbal Bentivoglio, el 3 de diciembre
de 1866, después de haber hablado sobre un altar y
una capilla a erigir a sus expensas en la iglesia
de María Auxiliadora, continuaba: <((**It8.560**)) oído
decir ayer que don Bosco piensa venir a Roma para
el doce: sería muy buena y consoladora su
presencia en este momento de gran ansiedad para
muchos y muchas; y por esto que me interesa, sería
para mí una fortuna inesperada, la de poder hablar
con este bueno y santo sacerdote y padre, al que
ciertamente no deseo cansar, ni agobiar, pero no
le oculto que quisiera gozar vivamente de su
compañía, su presencia, su conversación, sus
obras... y qué se yo...
>>Leí y luego hice entregar la que incluía a la
duquesa de Sora, y también envié la otra a la
dirección de la Civilt… Cattolica.
>>El hecho que usted cuenta de la curación del
hidrópico, lograda con las oraciones de don Bosco,
me lo había comunicado ya la marquesa Villarios:
es un hecho muy importante para excitar, animar y
formar un proceso; me disgusta que la persona
gratificada no quiera ser nombrada, lo que impide,
según creo, cualquier acto de publicidad. Dios
sabe lo que hace y estoy seguro de que aquí en
Roma obrará algún hecho portentoso, muestra de su
bondad y poder, por medio de su fidelísimo siervo
don Bosco. Tanto yo como mi mujer y nuestros
vecinos estamos como locos con el deseo de verlo;
nosotros en particular para agradecerle, con toda
la efusión de nuestra alma, los muchos beneficios
obtenidos de Dios por su mediación y por sus
oraciones y las de su Casa.
>>Queda siempre en firme que, si quiere
aprovecharse de ello, los gastos del viaje de don
Bosco corren de mi cuenta, como le dije en
(**Es8.476**))
<Anterior: 8. 475><Siguiente: 8. 477>