((**Es8.47**)((**It8.39**))
A don Bosco y al Oratorio se les pueden aplicar
las sentencias del capítulo X de los Proverbios:
<>.
En efecto, la palabra de don Bosco se adueñaba
de tal modo de los corazones de los jóvenes, que
establecía y mantenía en el Oratorio el reino del
orden y de la moralidad, y resultaba cosa fácil la
dirección de más de setecientos alumnos. Había en
medio de ellos (ícómo no!) una minoría de algunas
decenas y tal vez menos, que no admitía
corrección, que no se doblegaba a las normas que
se daban y que secretamente procuraba sembrar la
cizaña y el escándalo. >>Puede darse en el mundo
una sociedad algo numerosa que no cuente con
semejantes individuos sin corazón?
Pero todos los demás del Oratorio
contrarrestaban celosamente la acción de estos
perturbadores de la paz en casa. Estrechamente
unidos entre sí, como una falange en las diversas
Compañías, estudiaban el modo de atraer al recto
camino a todos los mal aconsejados que podían y
prevenían y alejaban a los incautos de sus
asechanzas y, finalmente, les obligaban a vivir
aislados y con ello a ser descubiertos.
Queremos hacer estas observaciones, para que
nadie pueda formarse una idea falsa del estado del
ambiente con motivo de las charlas de don Bosco. Y
añadimos que, cuanto el Siervo de Dios narró o
narrará como visto en los sueños, se refiere en su
mayor parte a las luchas espirituales que afligen
a los pobres hijos de Adán, luchas que sólo Dios
conoce y descubre para bien de las almas, a
aquéllos a quienes escoge como especiales
colaboradores suyos en la empresa de salvarlas.
((**It8.40**)) Dicho
esto, continuamos leyendo en la Crónica el resumen
de lo que don Bosco dijo en estos días.
13 de febrero
Os hablé hace unos días de que había visto
entrar en el Oratorio a un feo gatazo, el cual
arrojaba por tierra las flores que llevaban en las
manos mis muchachos. Os dije que el gatazo tenía
cuernos en la frente y que sus ojos ardían como
brasas. Os dije que aquel feo animal era el
demonio, que quería arruinarnos. Cuando yo os
conté todo esto, creía que solamente era una
imaginación de la fantasía, pero he de deciros con
gran pena que el gatazo ha hecho ya entre vosotros
grandes estragos.
No quiero decir con ello que la mayor parte de
vosotros haya faltado, no; con(**Es8.47**))
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