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inexpertas, descuidadas y a lo mejor de poca
conciencia? >>Podía llegar su vigilancia a tantas
regiones apartadas del Oratorio? Los que concedían
el favor >>no podían prever por su parte ciertas
indelicadezas? Sin lugar a dudas, no cargamos a
nadie esta severidad, porque es muy lógico que las
Administraciones deban tutelar los intereses a
ellas confiados, pero tampoco se piense que don
Bosco no ponía toda la diligencia para cumplir las
obligaciones que asumía.
En efecto, en mayo de aquel año, por un decreto
real que ponía en circulación los nuevos billetes
de Banca y la Tesorería regia, ante el enorme
trabajo, se enviaba a don Bosco un buen número de
pliegos de billetes de cinco liras para que
marcase en cada uno de ellos el número
correspondiente; tan grande era la confianza que
se ponía en la honradez de los muchachos del
Oratorio. Don Bosco confió el encargo a José
Buzzetti, y eligió a los muchachos para que le
ayudasen en el trabajo. íCuando se devolvieron los
pliegos, no se encontró a faltar ni un billete!
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