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se ha presentado inesperadamente, no se ha podido
preparar todo lo que se había reunido para
llevarse consigo como equipo, pero se le mandará
por ferrocarril apenas se pueda. Mientras tanto,
incluyo en la presente un giro bancario de sesenta
liras. No sé decirle cuánto podré mandar en
adelante, ya que hoy, íprecisamente hoy, día de
fiesta y en el momento en que escribo, me despojan
de los bienes de la Mesa Episcopal y del
Seminarioí Y ía saber lo qué será despuésí Dios
nos ayude.
((**It8.504**)) El
muchacho se llama Eugenio Folloni; viven sus
padres, Angel y María Davaglio; nació y fue
bautizado el 18 de marzo de 1853 en la parroquia
de San Roque de Guastalla; ha recibido ya el
sacramento de la confirmación y ha sido admitido a
los de la confesión y comunión. Es pobre de
solemnidad, pero de buen carácter, despierto de
mente y con muchas ganas de aprender. Una
verdadera casualidad, que puede indicar una
particular disposición de la Providencia, es que
el muchacho dice y sostiene (es el párroco quien
escribe) que muchos días antes de que yo volviese
del domicilio forzoso, rezaba por mí y que el
Señor le ha recompensado. Entre los muchachos que
salieron a mi encuentro, cuando llegué a San
Roque, estaba también éste; yo pensé enseguida en
don Bosco y dije:
-Si se lo pudiese enviar...
Y hablando con el párroco, las cosas salieron
como usted ve. >>Será el muchacho uno de ésos a
los que conduce la Providencia por caminos
inesperados a fines imprevistos? Esperémoslo.
Mientras se lo recomiendo, le doy las más
sinceras gracias. Así aumentan mis deudas con
usted. Me encuentro en Guastalla bastante
tranquilo, porque el Gobierno se mantiene fuerte.
Pero >>de qué vale tal protección, si después...?
El recibimiento y las atenciones del clero y de
los seglares de la ciudad, hasta ahora se pueden
resumir en una palabra; al revés de lo que se le
hizo al cardenal De Angelis.
íPaciencia!
Ayer fui a presidir la función de la Inmaculada
en una parroquia de la diócesis de Reggio. Qué
diferenciaí Llegué la víspera al atardecer,
confesamos hasta casi las diez; por la mañana se
empezó a las cuatro; hubo una numerosa Comunión
general; me parecía encontrarme en una de esas
parroquias tan alabadas del Piamonte. Y todo,
ífruto del trabajo de un sacerdote!
Basta; he de acabar porque hay que dejar en
libertad al muchacho y a quien le ha de llevar
hasta Reggio. Salúdeme muchísimo a todos los
sacerdotes, clérigos, seculares, empleados y
muchachos de la Casa. Ruegue y haga rogar por mí y
por mi diócesis y créame siempre, como de corazón
y con el mayor aprecio me profeso,
De usted, queridísimo don Bosco,
Su
afectísimo y seguro servidor
>> PEDRO, Obispo de Guastalla
La antipática y calumniosa persecución contra
el clero y la depredación de todos los bienes
eclesiásticos debían desaconsejar a muchos padres
de poca fe a la hora de dar permiso a sus hijos,
que deseaban consagrarse al servicio de Dios en el
estado eclesiástico o religioso. Por eso ((**It8.505**)) el
folleto de las Lecturas Católicas del mes de
diciembre se titulaba: Valentín o la vocación
impedida: Episodio contemporáneo expuesto por el
sacerdote Juan Bosco. Narra el librito las
consecuencias de la perversión de un pobre joven
procurada
(**Es8.429**))
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