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>>Pero, cuando parecía estar curado, advertí
que el golpe me había dejado una triste secuela;
me di cuenta de que había perdido el entendimiento
y la memoria.
>>No es posible expresar el dolor y el disgusto
que experimenté al ver cortado el hilo de mis
esperanzas. Hice repetidas pruebas, pero no
lograba retener en la cabeza un párrafo de un
libro, o una idea científica. No obstante,
torturado por el deseo de estudiar y aconsejado
por mi señor Párroco, quise ir a hacer al menos
una prueba al Oratorio de San Francisco de Sales,
donde me esperaban algunos compañeros. Aquí
aumentó mi desolación. Pasaba horas enteras sobre
los libros, prestaba la máxima atención en clase,
pero no lograba entender ni aprender.
>>Al ver que mis compañeros adelantaban día a
día en sus lecciones y que yo seguía sin
aprovechar nada, falto de toda esperanza, pasaba
mis días triste, afligido y llorando.
>>Fui una mañana a la sacristía, me presenté a
don Bosco y, llorando a lágrima viva, le dije:
>>-Don Bosco, cúreme de mi mal de cabeza.
>>-Hijo mío, me contestó conmovido; quisiera
saber indicarte un remedio eficaz, pero... >>has
acudido ya a María Auxiliadora de los Cristianos?
>>Tienes confianza en la ((**It8.498**)) bondad
del Señor y en el poder de su augusta Madre María
Santísima?
>>-La tengo y hago todo lo que puedo por
aumentarla.
>>-Ven, oye con devoción la santa misa y
después hablaremos; y espera.
>>Después que hubo celebrado la santa misa me
llevó ante el altar de la Virgen y me dijo:
>>-Haz una novena, reza todos los días tres
padrenuestros, avemarías y glorias a Jesús
Sacramentado, con tres Salves a la Madre de Dios y
la jaculatoria María Auxilium Christianorum, ora
pro nobis. Si curas de tu mal, agradécelo a la
protección de María Auxiliadora y, por la gracia
obtenida, haz una ofrenda para los trabajos de la
iglesia que se está construyendo aquí en su honor.
>>-Haré lo que me dice en cuanto a las
oraciones; pero como soy un pobre muchacho, no
puedo hacer ninguna ofrenda.
>>-Ofrecerás tus oraciones para que la
Santísima Virgen inspire a alguno de sus devotos
que haga ofrendas de otro género y, por gratitud a
tu Bienhechora celestial, contarás la gracia
recibida.
>>Todo lo prometí; yo sentía en aquel momento
una fe tan viva en mi corazón que ya me parecía
estar curado. Era pura ilusión. El dolor de cabeza
aumentó, la mente estaba cada vez más confusa, la
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