((**Es8.42**)
6 de febrero
Hace dos o tres días tuve un sueño. >>Queréis
que os lo cuente?
Como yo quiero mucho a mis jóvenes, siempre
sueño que me encuentro en su compañía.
((**It8.34**))
Parecióme, pues, encontrarme en medio del patio,
rodeado de mis queridos hijitos, cada uno de los
cuales tenía en la mano una flor. Quién una rosa,
quién una azucena, quién una violeta, quién una
rosa y un lirio juntamente. En suma: unos tenían
una flor y otros otra. Cuando de pronto apareció
un gatazo con cuernos, completamente negro, grande
como un perro, de ojos encendidos como brasas y
cuyas uñas eran gruesas como un clavo y su vientre
descomunalmente abultado.
La horrible bestia se acercaba cautelosamente a
los jóvenes y dando vueltas alrededor de ellos,
ahora daba un zarpazo a la flor de uno
arrojándosela al suelo, ahora hacía lo mismo con
la de otro y así sucesivamente.
Ante la aparición de este animal, yo me sentí
lleno de espanto y muy maravillado al comprobar
que los jóvenes no se inmutaban lo más mínimo,
sino que continuaban como si nada sucediese.
Cuando me di cuenta de que el gato se dirigía
hacia mí para arrebatarme mis flores, comencé a
huir.
Pero me detuvieron y oí que me decían:
-No huyas y di a tus muchachos que levanten el
brazo y así el gato no logrará arrebatarles las
flores de las manos.
Me detuve y levanté el brazo: el gatazo hacía
inauditos esfuerzos por arrebatarme las flores;
saltaba una y otra vez, pero. como era tan pesado,
caía torpemente a tierra.
El lirio, mis queridos amigos. representa la
bella virtud de la modestia a la cual el diablo
hace continua guerra. íAy de aquellos jóvenes que
no mantienen la flor en alto! El demonio los lleva
y les hace caer. Los que la tienen abajo, son los
que halagan su cuerpo comiendo desordenadamente y
fuera de tiempo; los que rehúyen el trabajo, el
estudio, entregándose al ocio; aquéllos a los que
agradan ciertas conversaciones; los que leen
ciertos libros; los que no quieren saber nada de
mortificación. Por caridad, combatid a este
enemigo; de otra manera, él se enseñoreará de
vosotros. Tales victorias son difíciles, pero la
eterna Sabiduría nos ha sugerido el medio para
conseguirlas: Hoc genus daemoniorum non ejicitur
nisi per orationem et jejunium (Esta clase de
demonios sólo se la expulsa con la oración y el
ayuno). Levantad vuestro brazo, levantad en alto
vuestra flor y estaréis seguros. La modestia es
una virtud celestial y el que quiera conservarla
es necesario que se eleve hacia el cielo. Salvaos,
pues, con la oración.
La oración que os levanta al cielo es la de la
mañana y de la noche bien rezada; oración es la
meditación y la misa; oración es la confesión
frecuente y la comunión; oración son las pláticas
y las exhortaciones del Superior; oración es la
visita al Santísimo Sacramento; oración es el
rosario; oración es el estudio.
Con la oración vuestro corazón se ensanchará
como un globo, se elevará al cielo y así podréis
decir con el rey David: Viam mandatorum tuorum
cucurri, cum dilatasti cor meum. (Corro por el
camino de tus mandamientos, pues tú mi corazón
dilatas).
Así pondréis a salvo la más bella de las
virtudes, y vuestro enemigo, por más esfuerzos que
haga, no os la podrá arrebatar.(**Es8.42**))
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