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Pero no faltó la influencia mágica de don Bosco
sobre la juventud y su don de amansar los
caracteres más difíciles de domar. Más de una vez
había visto en los primeros días de la entrada de
algún muchacho en el Oratorio, escenas violentas
de indisciplina; pero, bajo la piel de una fiera
que blasfemaba, había logrado formar poco a poco
un dócil cordero y despertar la recta sensibilidad
del corazón de la juventud. El no combatía,
calmaba los ánimos con la bondad, descubría y
hacía resaltar la parte buena de cada individuo y
lo acercaba a Dios. Estos modos producían efectos
de singular importancia, ya que no hay esfera en
la sociedad para la que su espíritu santamente
expansivo no haya preparado hombres de mérito,
formados aun entre jóvenes procedentes del
abandono, de la calle y de las plazas.
Pues bien; llamó separadamente uno por uno a
los recién llegados, y con dulce palabra ganó sus
ánimos, porque casi todos tenían buen corazón. Los
encontró dóciles ((**It8.480**)) a su
consejo de confraternizar con los demás alumnos de
la casa; investigó con ojo clínico los distintos
talentos de cada uno; puso a unos a estudiar y a
otros en los talleres; y ellos se sujetaron y se
adaptaron a las costumbres del Oratorio y al
trabajo. Hasta los que al principio se mostraron
más reacios en su conducta exterior, no hacían
nada reprobable; aunque alguno guardaba en sus
adentros un poco de aversión a la disciplina del
Oratorio.
No obstante hubo quien escribió a Ancona
protestando contra los parientes que habían
querido mandarlos a Turín y quejándose de los
delegados de la Comisión, a los que pedían su
repatriación.
-Nosotros no queremos trabajar, decían; y nos
obligan a ello todos los días.
La Comisión se inquietó con estas quejas y
escribió a don Bosco:
N.° 371
Ancona, 9
de septiembre de 1866
A la par de la presente, mando al Gobernador de
esa provincia, el señor conde Carlos Torre,
miembro de esta Comisión, la cantidad de dos mil
doscientas liras rogándole las ponga en manos de
V. S. Ilma., como pago de la suma total que se le
debe por la pensión y equipo de los seis muchachos
últimamente mandados a ese establecimiento y
retirar el correspondiente recibo y compromiso, en
todo semejante al módulo adjunto, que creo será
aprobado por V. S. Ilma.
Reciba mis más respetuosos saludos.
El Presidente,
C. MARINELLI
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