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Otro para la historia natural y geografía. En fin,
el programa del Liceo es tan extenso que requiere
al menos ((**It8.451**)) cuatro
profesores. Hagamos, pues, así. Esperemos a saber
el resultado de los exámenes y, entonces, todas
las dificultades quedarán resueltas.
Si después fuese necesario un mes de repaso,
será mejor que vaya directamente a Turín, donde
podrá tener con facilidad los maestros que hagan
falta.
Debo, sin embargo, hacerle saber que he
reservado siempre para usted al profesor don
Celestino Durando; pero el lunes le envié a casa
Fassati, pensando que usted no le necesitaría. Mas
si usted lo desea, creo que podré tener un
conocido nuestro que serviría para la suya.
Apenas llegue a Turín hablaré con el canónigo
Galletti y después le daré la respuesta. Pero
considere que el teólogo Abbondioli es un buen
predicador y un buen católico. Me entiende,
>>verdad?
Creo que su actual residencia queda fija en
Vignale, por tanto muy en breve le haré saber qué
día pasaré a verla camino de Mirabello.
Ruégole diga a su señor marido que no quiero
que su préstamo quede sin interés. En el día de la
Natividad de María Santísima todos nuestros
muchachos comulgarán y yo celebraré la misa, según
su piadosa intención.
Que Dios bendiga a usted y familia. Ruegue por
mí, que me profeso en el Señor.
Trofarello, 31 de agosto de 1866.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
P.S.-Perdone las prisas con que escribo.
Por aquellos días, fue a visitar a don Bosco
monseñor Riccardi de Netro, obispo de Savona, que
tenía gran amistad con él. Solía el Prelado pasar
sus vacaciones otoñales en Trofarello, con su
hermana la condesa Casassa, insigne bienhechora
del Oratorio; durante este tiempo no dejaba de
entretenerse frecuentemente con algún salesiano,
mandado allí por los Superiores para reponer su
salud, y de dar con él largos paseos. Cuando iba
después a Turín para ver a don Bosco, bajaba
directamente al comedor, que estaba en los
sótanos, y allí se quedaba después de la comida en
medio de un sinfín de muchachos.
El 2 de septiembre terminaron los ejercicios y
el clérigo José Daghero pronunció la fórmula de
los votos trienales. Fue el primero ((**It8.452**)) que los
emitió en los ejercicios organizados solamente
para salesianos. Don Bosco siguió, lo mismo que
había comenzado, predicando los ejercicios a los
hermanos todos los años, hasta los últimos días de
su vida.
En el Oratorio había pasado aquellos días a
mejor vida un jovencito, del que escribe don
Miguel Rúa:
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