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((**Es8.382**) >>Nos aseguraba que había pedido y obtenido del Señor, por intercesión de María Santísima, el Paraíso para muchos centenares de millar de sus hijos, y levantaba en toda ocasión la mente de los alumnos al Cielo, asegurándoles que se ((**It8.445**)) encontrarían con él allá arriba un día. Pero después exclamaba: -íAy, de quién falte a la cita! Y eso puede suceder, si no somos fieles a nuestros deberes de buenos cristianos. >>Y para inspirar confianza en la Virgen añadía otra vez, después de haber dado un consejo: -Haz esto para honrar a la Virgen María y estarás muy contento. >>A menudo nos decía a cada uno de nosotros: -Si eres bueno, te tendré preparado un buen puesto en el Paraíso. >>Esto indicaba una confianza tal, que casi presuponía una revelación de Dios.>> Monseñor Ghilardi, obispo de Mondoví, que conocía perfectamente el Oratorio, cuando don Celestino Durando iba a su seminario a hacer los ejercicios para las órdenes sagradas (se ordenó de sacerdote el 21 de mayo del 1864), le invitaba a dar un paseo en su compañía, unas veces a pie, otras en coche. Don Celestino decía humildemente al Prelado: ->>Y los ejercicios? -íPero, qué ejercicios!, ezclamaba el santo y docto Obispo; ívosotros los hacéis en el Oratorio todo el año! Así las cosas, los Salesianos llamados para la primera tanda de ejercicios se reunieron en la casa de Trofarello el 2 de agosto. El canónigo Lorenzo Gastaldi predicó las meditaciones y don Bosco las instrucciones. El, lo mismo que hizo siempre después, comenzó a hablar de la vocación y de los medios para conservarla; de las ventajas temporales y espirituales que ofrece la vida religiosa; y de los tres votos que, como vínculos espirituales, ligan al Superior, a la Cabeza de la Iglesia y al mismo Dios. El 6 de agosto, antes de cerrar los ejercicios, dio unos recuerdos, cuyo resumen presentamos, tal y como nos fue transmitido por don José Campi. Mandavit illis (Deus) unicuique de proximo suo (Ecl. XVII, 14) (y a cada cual le dio órdenes respecto de su prójimo). Ecce ego mitto vos sicut oves in medio luporum. Estote ergo prudentes sicut serpentes et simplices sicut columbae. (Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas) (Mc. X, 16). Para bien dirigir, se necesitan tres cosas: 1.° Hacerlo todo para gloria de Dios y salvación de las almas. (**Es8.382**))
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