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((**Es8.358**) un no se qué de inspirado. Volvimos otra vez a nuestro silencio, dejándonos llevar por mil emociones. >>Finalmente empecé yo a hablar, por segunda vez: >>-Diga don Bosco, >>no le parece que falta algo para completar su obra?: >>->>Qué quieres decir con estas palabras? >>-Yo permanecí indeciso un momento, después reanudé la conversación. >>->>No va a hacer nada por las muchachas? >>No le parece que si tuviésemos también un instituto de religiosas, afiliado a nuestra Pía Sociedad, fundado por usted, esto sería la coronación de la Obra? También el Señor tenía piadosas mujeres que le seguían et ministrabant ei. íCuántas cosas podrían hacer ellas en favor de nuestros alumnos pobres! Y además, >>no podrían hacer con las muchachas lo que nosotros hacemos con los muchachos? >>Yo había vacilado para manifestar mi pensamiento, porque ((**It8.418**)) temía que don Bosco fuese contrario. Pero él pensó un poco y después, con gran maravilla mía, respondió: >>-Sí, también se hará esto: tendremos las hermanas, pero no en seguida; un poco más tarde>>. De hecho fueron instituidas regularmente en el 1872. Al día siguiente don Bosco escribía a los alumnos de Lanzo: Mis queridos hijitos de Lanzo: No podéis imaginaros, hijos queridísimos, la alegría que me causó la visita de vuestro director, don Juan Bautista Lemoyne, con vuestro representante Chiariglione, mi buen amigo. Mi alegría creció aún más, al leer las bonitas y cariñosas composiciones enviadas por las distintas clases, varios alumnos, asistentes, maestros y el Prefecto. He querido leerlas todas sin parar, ni interrumpir su lectura, nada más que por alguna lágrima de emoción. Quisisteis, además, añadir una ofrenda en dinero para la nueva iglesia, y esto colmó mi alegría y vuestra bondad. Mis queridos hijos, recibid mi agradecimiento. La verdad es que habéis dicho cosas que no se me pueden aplicar a mí mismo, pero yo las recibo como prenda del cariño de vuestro buen corazón. íQue os bendiga siempre el Señor! Don Juan Bautista Lemoyne os dirá muchas cosas de mi parte; él es vuestro director, queredle, obedecedle y confiaos a él como a mí mismo. El trabaja solamente para vuestro bien. íCuántas cosas me contó de vosotros! Celebrad, pues, que os diga: -íViva el señor director, don Juan Bautista, y vivan todos los demás superiores del Colegio! íVivas y largos aplausos para todos mis queridos hijos de Lanzo! Espero volver a veros pronto y hablaremos de cosas muy importantes. Mientras tanto, rogad por mí, que no dejaré de encomendaros al Señor en la santa misa. (**Es8.358**))
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