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Las rentas del Economato Real ya sabe usted que
no están para nada a mi posición; así que no queda
más que el nemo dat quod non habet (nadie da lo
que no tiene). Por otra parte, todos los demás
seminaristas, ya sean alumnos del Seminario (de
los que quizá ni uno paga pensión completa, y
quizá ni seis ni ocho pagan la mitad), ya sean
forasteros, se encuentran en las mismas
condiciones y necesidades que los del Oratorio;
así que, con gran pena de mi parte, por lo que
toca al aspecto económico, no puedo responder
iuxta vota et merita (según la petición y los
méritos) a su apreciadísima carta del día de ayer.
Por lo tanto, tenga paciencia y confórmese con
lo poco que me queda para poder favorecer a usted
y a estos buenos clérigos.
Reciba mis respetos, mientras me declaro
Su seguro servidor
JOSE ZAPPATA,
Vicario General Capitular
Desoída su demanda, don Bosco patrocinaba ante
el canónigo Vogliotti, Rector del Seminario y
Provicario Diocesano, la causa particular de un
pobre clérigo que se había encomendado a él.
Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Rector:
El pasado otoño recomendaba a V. S. Ilma. al
clérigo Clemente Fusero, a quien le era imposible
pagar pensión alguna; yo mismo le había tenido
aquí gratis, proveyéndole hasta de ropa y libros.
Usted mismo ((**It8.409**)) se
complacía en responderme, no sé si por escrito o
de palabra, que, visto el caso del clérigo Fusero,
le habría animado y enviado al Seminario y que, si
respondía con su buena conducta, habría gozado de
pensión gratuita.
No se le dijo nada durante el curso; pero ahora
me escribe que no le quieren devolver su ajuar, si
no paga la deuda.
No creo que haya desmerecido en los estudios ni
en la piedad; por tanto, le recomiendo a usted que
escriba unas líneas al ecónomo de Bra a este
propósito. Tanto más que la indigencia de aquella
familia, después de una serie de infortunios,
mueve a compasión y yo diría que hasta a las
lágrimas.
Hemos sabido con mucho pesar el delicado estado
de su salud, y, no pudiendo hacer otra cosa, lo
hemos encomendado al Señor en nuestras oraciones
especiales y de comunidad.
Quiera el Señor escucharnos y concederle largos
años de vida feliz.
Con toda mi estima tengo el honor de
profesarme,
De V. S. Ilma. y Rvma.
Turín, 16 de junio de 1866
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
La rápida y benévola condescendencia del
Canónigo le animó a dirigirle una nueva petición,
idéntica a la que había enviado al Vicario
Capitular.
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