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contribuido a ayudar a ese muy apreciado Oratorio,
mediante el conocimiento que le dieron de sus
parientes y amigos.
Ya sabía que mi cuñado y mi hermana habían
tenido una gran satisfacción con onor de
conocerle y oírle contar tantos sucesos sublimes y
edificantes de la vida del bonísimo don Bosco; así
que le agradezco mucho haya aceptado mi carta para
los mismos y se la haya entregado con tanta
diligencia.
He recibido esta misma mañana una carta de mi
hermana... Me dice que ha sabido por la marquesa
de Villa Ríos que don Bosco había estado ((**It8.404**)) enfermo
y que esto la tenía muy preocupada; esta noticia
me ha causado un gran disgusto; la vida de este
santo hombre es muy preciosa. El está en situación
de ayudar tanto a la humanidad en estos tristes
momentos con sus obras, sus ejemplos y consejos,
que el oír que está ligeramente delicado es algo
muy doloroso para los que tienen la fortuna de
conocerlo.
Quisiera me tranquilizase sobre el estado de
vida tan preciosa...
Ruégole diga a don Bosco que no tengo palabras
para agradecerle el sumo favor que me hace rogando
cada día en la santa misa, para que María
Santísima tome bajo su especial protección a mis
hijos acampados. Agradezco también a usted, señor
Conde, haberme comunicado esta buena noticia, que
me ha dado fuerza y ánimos en estos tristes días.
Hasta ahora mi hijo mayor no se ha visto expuesto
a peligros, porque forma parte del IV Cuerpo del
Ejército, pero de ahora en adelante, habiendo
pasado el Po, puede de un momento a otro ser
llamado al frente de batalla. El otro está todavía
aquí en el depósito del mismo Regimiento, y como
simple soldado, aprendiendo la instrucción, pero
temo que pronto también él tendrá que partir. Le
recomiendo a los dos a las oraciones de don Bosco
y a las suyas, señor Conde, y le ruego me obtenga
el Señor la resignación y la fuerza para
sobrellevar ésta y las demás cruces que El me
quiera mandar como reparación de mis faltas.
Tenga la bondad de presentar a don Bosco mis
obsequios, y créame siempre,
De usted, amabilísimo señor Conde,
Su
segura servidora
VIRGINIA DE CAMBRAY DIGNY
Con predicción consoladora el Siervo de Dios
había devuelto en estas circunstancias la paz al
corazón de una madre, esposa de un nobilísimo
dignatario de la Corte. Su hijo segundo,
entusiasmado por la guerra, había huido de casa
para enrolarse en las filas de Garibaldi. La
señora, desconsolada, escribió inmediatamente a
don Bosco, el cual le respondió a vuelta de
correo, que desechase de su ánimo todo temor, pues
su hijo volvería a ella mejor de lo que era antes
de partir. Efectivamente, los jefes de su cuerpo
de alistamiento, al leer el apellido de aquel
joven, le llamaron, le pusieron a parte, no le
dejaron partir con los voluntarios y le agregaron
al estado mayor del distrito. Quedó así fuera de
todo peligro y, luego, fue condecorado con el
grado de oficial y tuvo tiempo para pensar en el
dolor ocasionado ((**It8.405**)) a sus
padres.
Como era bonísimo de corazón, se arrepintió
vivamente de su
(**Es8.347**))
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