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muchachos. Entraron todos en la iglesia,
magníficamente adornada con flores y lámparas
encendidas, y, se impartió la bendición. El
domingo por la mañana, hubo comunión general, misa
cantada en la parroquia y procesión con el
Santísimo Sacramento. Sentáronse a la mesa con don
Bosco el clero y el alcalde Druetti y su concejo.
Por la tarde, vísperas, sermón, bendición, teatro
y fuegos artificiales. Hubo alegría universal;
música y cantos durante todo el día.
Volvió a Turín y reemprendió su correspondencia
epistolar.
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Carísimo Caballero Oreglia:
He recibido su carta, en la que me cuenta la
caridad de algunas personas de Roma con esta Casa.
Déles las gracias a todos, de mi parte, y dígales
que pediré y haré pedir mucho al Señor para
obligarle a que les conceda el céntuplo en esta
vida y la felicidad en la otra.
Presente mi especial gratitud a la señora
duquesa de Sora por el interés que se toma para
colocar nuestros boletos y por el precioso objeto
que una de sus caritativas amigas nos mandó. Diga
al hijo mayor de esta señora que le tendré
diariamente presente en la santa misa, para que, a
toda costa, marche siempre por el camino del
cielo.
Siento mucho que me sea imposible escribir a la
señora marquesa Matilde Vitelleschi; espero poder
hacerlo pronto, pero, ya desde ahora, no dejaré de
incluirla en las oraciones que a diario se harán
en esta casa mañana y tarde.
Tenga la bondad de entregar la adjunta cartita
a la señora condesa de Bentivoglio.
No puedo responder a las apreciadas cartas de
Alberto y Juan Vitelleschi; pero lo haré en breve.
Aquí se van agravando las cosas, por lo que me
parece oportuno pedirle que vuelva. Por tanto, le
esperamos la próxima semana en el Oratorio, salvo
que tuviese algo por ultimar.
Olvidaba rogarle que dé las gracias al señor
Aicardi, que me ha escrito una carta modelo. La
conservaré como grato recuerdo de una carta
verdaderamente cristiana. Que Dios le bendiga en
vida y le dé feliz eternidad.
En casa gozamos todos de buena salud, pero
tenemos más trabajo del que podemos.
Los más obsequiosos saludos a sus hermanos, al
P. Brunengo, a los señores Vitelleschi, Villarios,
etc...
Reciba la expresión del más sincero afecto de
todos los de casa y principalmente de mi parte,
que le auguro todas las bendiciones del cielo,
mientras me cabe el placer de profesarme suyo en
el Señor.
Turín, 8 de junio de 1866
Su afectísimo amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
P.S.-Nos gustaría nos comunicase el día
aproximado de su llegada. El caballero Villanova y
el conde Villa están en mi habitación, preguntan
por usted, le saludan y le desean buen viaje.
También estuvo aquí su tío, el conde de la
Margherita, y ya hablaremos...
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