((**Es8.331**)
La posdata decía:
P.S.-Terminada la carta, y deseando siempre más
y más que el asunto de las Lecturas Católicas
concluya de algún modo, doy a usted plena facultad
de elevar la suma de mil liras (de las que se
habla en la carta) a mil ciento sesenta y tres
liras con ochenta y dos céntimos, tal como usted
había propuesto en la carta escrita al señor
Obispo de Ivrea. Más aún, si usted quiere aceptar
carta blanca y no hablarme más de este asunto,
sino cuando se trate de firmar lo convenido,
((**It8.384**)) lo
tendría como una verdadera obra de caridad. Mis
ocupaciones y mi disgusto no me permiten ocuparme
más de este desagradabilísimo asunto.
Me repito
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
El Conde notificó las proposiciones al canónigo
Pinoli, y éste le respondió el 16 de agosto
exponiéndole cuánto le pesaba que se fuese
adelante con el pleito de Paravía, con el peligro
de pagar sumas considerables dejando que el
tribunal pronunciase la sentencia; le rogaba, por
tanto, se interesase para que el pleito de Paravía
se acabase enseguida sin necesidad de sentencia;
aceptaba reducir la petición a mil quinientas
liras, pero pagadas al contado para poder adquirir
obligaciones del Estado que sustituyeran en parte
las enajenadas, las cuales tienen un destino con
cargo a Monseñor. Por lo tanto se suspendió el
pleito con Paravía y, apoyándose en la carta del
canónigo Pinoli, se confió la redacción del
entendimiento al abogado Deamicis (abogado del
teólogo Valinotti), con el que también debía
entenderse don Bosco para las oportunas
correcciones.
La base fue que don Bosco se encargaría de
pagar a Paravía cuatro mil doscientas sesenta y
cinco liras, saldo de crédito, y desembolsaría al
Obispo de Ivrea mil quinientas liras, en tres
distintas fechas, esto es, quinientas al cabo de
un año, otras quinientas al segundo y las
quinientas restantes después del tercero. Con esto
don Bosco quedaría como único propietario de las
Lecturas Católicas y el Obispo de Ivrea y el
teólogo Valinotti se obligarían a relevarle de
toda pretensión de cualquier orden sobre la pasada
administración de las mismas Lecturas Católicas.
El conde Cays ya no se ocupó más de estas
negociaciones, que deberían ser ajustadas por las
partes, con la asistencia del abogado Deamicis.
No obstante todo esto, pareció que iba a
fracasar el acuerdo. El canónigo Pinoli pretendía
que don Bosco pagase a Paravía no solamente su
crédito, sino también los gastos del pleito y los
intereses del capital. De ello no se había hecho
mención en el ((**It8.385**))
proyecto
(**Es8.331**))
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