((**Es8.318**)
esta declaración sea leída y publicada del modo
que convenga para mayor gloria de Dios>>.
>>Qué hemos de hacer ahora? Apenas vuelva del
campo don Celestino Durando, todo se arreglará.
Paciencia.
A pesar de todo esto, la Virgen continúa
bendiciéndonos y, entre otras bendiciones, hoy
mismo he tenido la de la avenencia de las Lecturas
Católicas. Verdad es que hemos debido someternos a
grandes sacrificios; pero ahora son
definitivamente nuestras.
De aquí a unos días pasaré a recoger en casa
del Señor conde Demagistris las setecientas liras
de que usted me habla. Muy bien todo lo que hizo a
este propósito.
Interrumpo la carta para recibir una limosna
que me hace cierta persona que tenía un pleito
complicadísimo. Se encomendó e hizo una novena a
María Auxiliadora prometiendo dar algo para
continuar la iglesia. Hoy termina la novena y el
pleito ha sido arreglado definitivamente.
((**It8.369**)) En
cuanto a su permanencia en Roma, quédese por
tiempo ilimitado, esto es, hasta que tenga diez
mil liras para traer a casa para la iglesia y para
pagar al panadero. Quiero decir con esto que aquí
necesitamos de su vuelta, pero que puede seguir en
Roma mientras pueda hacer algo que sea para la
mayor gloria de Dios y alivio del Oratorio.
En cuanto a ir yo a Roma, resulta un asunto muy
grave para mí en los momentos que corren. Debo
guiarme por los acontecimientos que tendrán lugar
dentro de dos semanas.
No puedo nombrarle a todos, pero le ruego
salude a los que usted me ha indicado y en
especial a nuestros bienhechores. Dígales que
mañana celebraremos la misa y que los muchachos
comulgaran y rezarán según costumbre por los
bienhechores de la iglesia.
Dios le bendiga, señor Caballero, bendiga sus
trabajos y haga que cada una de sus palabras salve
una alma y gane un marengo. Amén.
Turín, 22 de mayo de 1866.
Afectísimo en Jesucristo
JUAN BOSCO, Pbro.
P.S. -Recibirá por correo la música y los
libros pedidos.
Háblase en esta carta de dos hechos, que piden
una explicación. Se refiere el primero a la
publicación de una gracia de María Auxiliadora en
el número ciento uno (29 de abril de 1866) de la
Unidad Católica. Era la primera que se publicaba,
a fin de probar con los hechos la bondad de María
Santísima con todos los que cooperaban a la
edificación de su iglesia en Valdocco y al
incremento de las obras salesianas.
Se quería que el más ilustre de los periódicos
católicos de Italia tuviese este honor; además, y
en la misma página, aparecerían amplísimas
relaciones de las maravillas operadas por María
Santísima invocada bajo esta advocación en la
ciudad de Spoleto. Después de
(**Es8.318**))
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