((**Es8.30**)
Después entrega dicha lista a su profesor, éste
me la entrega a mí y yo hago el escrutinio de
dichas listas. Al que obtiene mayor número de
votos se le entrega el premio en la fiesta de san
Francisco de Sales. Se exceptúan los clérigos;
ellos no reciben premios; se supone que su virtud
es superior a la de todos los demás jóvenes. Mas,
si entre los clérigos vieseis alguno menos
virtuoso que vosotros, decidlo, decidlo
francamente. Yo no quiero tener conmigo clérigos
de poca virtud; y estoy dispuesto a hacer que deje
la sotana aquél que tenga menos virtud que
vosotros. El que avanza en la carrera sacerdotal
debe poseer una virtud superior a la de un seglar.
Los clérigos podrán presentar también una lista
con diez jóvenes. Todos los superiores sacerdotes
podrán hacer lo mismo. También yo haré la mía,
pero la mía valdrá solamente para uno.
Mañana empieza la novena de san Francisco de
Sales. No quiero indicaros ninguna obra especial.
Solamente os diré: sed más cuidadosos en observar
el reglamento de la casa. Os recomiendo muy en
particular la hora de levantarse. Levantaos en
seguida al sonar de la campana, vestíos, elevad el
corazón a Dios y esperad junto a la cama la señal
que os llama a la iglesia. Si después queréis
hacer la novena del Santo, hágala cada uno por sí
mismo y el Santo protector de la casa sabrá
recompensaros.
20 de enero
Decía una noche san Felipe a sus muchachos:
-Amigos míos, os diré una cosa, si queréis
oírla.
-Diga, diga, padre Felipe, repetían los jóvenes
llenos de curiosidad.
-Pues bien, os diré que en el mundo hay muchos
locos y muchos pícaros. Los pícaros son los que se
afanan y hasta sufren ((**It8.20**)) un poco
para ganarse el paraíso; los locos son los que
siguen el camino de la eterna perdición. Pero
ícuántos pobres locos hay!
Lo mismo os digo yo a vosotros, mis queridos
amigos. Hay muchos pícaros entre vosotros, pero
también los hay locos. El otro día vino a verme un
muchacho y me dijo:
-Don Bosco, déjeme ir a casa.
->>Por qué?
-Porque paso mucho frío.
-Pero, amigo mío, hay que sufrir algo para
ganarse el paraíso; hay que saber vencer nuestra
carne.
Si éste hubiese sido pícaro, debiera haberse
dicho a sí mismo:
-Animo, son méritos para el cielo. Quiero
corresponder a la gracia que me ha hecho la Virgen
conduciéndome aquí, alejándome de tantos peligros
para el alma, dándome tanta comodidad para hacer
el bien y conocer mi vocación.
Pero hay otros todavía más locos que éste. Son
locos los que comen en ciertos días alimentos
prohibidos, son locos los que sostienen ciertas
conversaciones sucias, cantan ciertas canciones,
leen ciertos libros, hablan mal de los superiores;
son locos que se encaminan hacia la perdición y no
se dan cuenta de ello. Están arruinados con una
ruina irreparable, mientras se creían pícaros
porque sabían esconderse, vivir a sus anchas y
burlarse de los que vigilaban. íPobres locos!
La palabra de don Bosco, siempre bien recibida
por los alumnos, les preparaba para la fiesta de
san Francisco de Sales, que se celebró(**Es8.30**))
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