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1.° Se trata del cerero de la Corte Real y de
Sus Altezas Reales el Duque de Génova y el
Príncipe de Saboya-Carignano. Fue siempre
considerado como uno de los mejores artistas en su
ramo. En todas las exposiciones públicas ha sido
alabado y galardonado con la medalla de honor. En
la exposición de Florencia ganó el primer premio.
2.° En la triste ocasión del cólera en Cúneo,
en 1835, y cuando la misma peste afligió la ciudad
de Turín en 1855, fue elegido visitador agregado
por los respectivos municipios y obtuvo cartas de
agradecimiento y alabanza por el celo y solicitud
que desplegó en aquellos calamitosos días, como
resulta por la relación publicada en el periódico
oficial, entonces Gaceta Piamontesa.
Es propietario de dos fábricas de cera, una en
Pinerolo y otra en Turín, tesorero de la ((**It8.344**))
compañía Consorzia de San Juan y miembro del
Consejo de la Sábana Santa.
3.° Ha trabajado siempre en beneficio de los
pobres, ya sea socorriéndolos a domicilio, ya sea
recomendando y aun colocando a sus expensas
muchachas y muchachos abandonados en piadosos
establecimientos. Ha hecho ya muchos donativos a
la casa llamada Oratorio de San Francisco de
Sales, donde se albergan ochocientos muchachos
pobres, y últimamente, habiéndose enterado de que
esta casa se encontraba en grandes apuros, ha
hecho una limosna de tres mil liras.
4.° Posee trece documentos auténticos que
encomian la adhesión de este magnífico ciudadano a
Su Majestad el Rey nuestro Soberano.
A la vista de todos estos títulos de pública
benemerencia, ruego humildemente a V. E. se digne
conceder a dicho señor, como prueba de
satisfacción, la Cruz de San Mauricio, para prez
suya y de su honrada familia.
Verdad es que la cantidad donada al presente es
inferior a la que se debe entregar en semejantes
ocasiones, pero yo ruego a V. E. tenga en cuenta
los títulos precedentes que me parecen mucho más
dignos de su benévola consideración.
Todo lo anteriormente expuesto se apoya en
documentos que se pueden exhibir a la menor
indicación de V. E.
Tanto yo como mis pobres muchachos abrigamos
plena confianza de obtener el favor, es decir, que
V. E. quisiera tomar en benévola consideración lo
arriba expuesto y conceder al benemérito donante
la implorada condecoración y así, a los beneficios
ya hechos a esta casa, añada éste por el que le
hago esta humilde petición.
Desciendan copiosas las celestes bendiciones
sobre V.E. y sobre todos los que trabajan en
beneficio de la juventud pobre, mientras con la
más sincera gratitud tengo el alto honor de
profesarme
De V.E.
Turín, 29 de mayo de 1866.
Su seguro
y humilde servidor
JUAN BOSCO Pbro.
Los asuntos de la tómbola y el deseo de
contentar a algún párroco, que lo requería para
predicar, le obligaban frecuentemente a ir a los
pueblos de las provincias vecinas, por lo que sus
ausencias del Oratorio durante estos meses
resultaban muy frecuentes. Sus más íntimos amigos,
temiendo no encontrarlo en casa, le pedían
audiencia
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