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((**Es8.291**) La Comisión no insistió sobre la deliberación, y el 16 de mayo pedía al Siervo de Dios colocar en su pío instituto otros ocho muchachos, ya prontos para partir. Por aquellos días sufría don Bosco, porque ((**It8.337**)) tres de sus clérigos debían entrar en filas; oíanse ya insistentes rumores de guerra y no encontraba modo de hacerles reclamar por un Obispo, de acuerdo con lo dispueto por la ley. Ya había tratado de ello con sus Ordinarios, pero los tres le habían respondido que habían presentado al Gobierno sus listas completas con los pocos que podían declarar exentos. Se repitieron los mismos trámites con otros Ordinarios: para uno de ellos, escribía don Miguel Rúa, en nombre de don Bosco, a monseñor Losanna, Obispo de Biella: Reverendísimo Monseñor: Entre los jóvenes que, terminados los estudios de latín, vistieron el hábito clerical, se encuentra un tal Segundo Bernocco, de Cherasco. No teniendo medios de fortuna, hizo los cursos de latinidad en esta casa de beneficencia, y aquí continúa como clérigo sus estudios por el mismo motivo. Está a punto de alistarse con la quinta de 1846, que será llamada este año. Ya hemos pedido al señor Vicario Capitular que lo reclamara, pero no le ha sido posible. Por eso, el que suscribe se dirige a V. S. rogándole respetuosamente lo inscriba en la lista de los jóvenes de esa Diócesis que han de ser reclamados para el servicio militar, si todavía cupiere en ella. Si tampoco usted pudiese reclamarlo, le rogaría notificárnoslo con tiempo para dirigirnos a otra diócesis y poder alcanzar dicha exención. Para su norma le diré que dicho clérigo terminó ya los cursos de latín y estudia al presente el primero de filosofía. Sus exámenes fueron muy buenos, y por su moralidad y capacidad para el estudio es digno de toda recomendación. Por lo que se espera dé buenos resultados en el estado eclesiástico, al que únicamente aspira. Dígnese perdonar bondadosamente las molestias que le proporciono y acepte los augurios de todo bien del Cielo, mientras con la más alta estima, me cabe el honor de profesarme De V. S. Ilma. Turín, abril 1866. Su seguro servidor por don Bosco, MlGUEL RUA, Prefecto. ((**It8.338**)) Pero también el Obispo de Biella se encontró en la imposibilidad de atender la súplica de don Bosco. No tuvieron mejor éxito las diligencias ante otros Prelados, ya que, un mes más tarde, andaba el Siervo de Dios con la misma cuestión. Escribía a monseñor Santiago Filippo Gentile, obispo de Novara: (**Es8.291**))
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