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((**Es8.289**) no midió bien la posibilidad de sus recursos, fue siempre óptima la intención; tuvimos de su parte una ayuda no despreciable; y, sobre todo, él dio el primer ejemplo, emulado después, en santa porfía, por los administradores de otras muchas instituciones. Ahora él nos propone esta solución. Recibiría huérfanos de doce a diecisiete años. Los mantendría durante tres o cuatro años; les enseñaría un oficio, cuyas ganancias (cuando en el aprendizaje hayan hecho algún progreso) puestas a interés, irían a parar a su favor al salir del internado. Pide como retribución seiscientas liras por cada huérfano. La capacidad del lugar nos hace creer que la propuesta sería factible para diez muchachos. >>Por el lado económico, el proyecto se nos presenta desde luego aceptable, tenida cuenta de la proporción entre la cantidad pedida, el número de alumnos a mantener y educar, y la serie de años a que el oferente se compromete. Los informes del Instituto, que con todo esmero hemos buscado, son tales que ofrecen toda suerte de garantías de sanidad, moralidad y conveniencia de métodos; de tal forma que no dudamos en recomendar a la Comisión la aceptación de la propuesta, con tal de que la Junta directiva tenga las cautelas oportunas para que, en el caso de que el Instituto hubiese de cesar, antes de haber cumplido el compromiso adquirido, se devuelva una cantidad de la suma desembolsada, proporcional a la parte de las obligaciones que quedarán incumplidas. >>Por otro lado, este acuerdo con el Instituto Bosco nos prestaría ocasión para socorrer a ciertos muchachos, que, si bien viven más pobremente que otros, no reúnen las condiciones que el inflexible rigor de la disciplina de otros establecimientos requiere para la admisión, y con los que ((**It8.335**)) en cambio por ciertos vínculos no se pararía en menudencias con los más nulos. >>Citemos, por ejemplo, la condición, universalmente exigida, de que sean huérfanos de padre, si bien haya habido algunos establecimientos que, por favor especial a nuestros huérfanos, no la hayan tenido en cuenta; mientras sucede a menudo que existen niños más pequeños privados de la madre que no reciben ninguna o muy poca ayuda del padre, tanto moral como material, debido a que éste no puede o no quiere dársela...>> Don Bosco, pues, había prometido y se obligaba por la suma citada a albergar, mantener, vestir, instruir y educar a los huérfanos, preparándoles para un arte u oficio, y aun para los estudios, de acuerdo con los reglamentos y costumbres del Instituto, por un tiempo no inferior a tres años. Los muchachos admitidos ya habían sido destinados a los estudios, y estaban contentos, a la par que atendían con interés a sus deberes. Pero la Comisión de Ancona, antes de enviar otros, se había creído en la obligación de someter el Oratorio a la vigilancia de una Junta que tutelase el bienestar de sus recomendados. N. ° 322 Ancona, 7 de abril de 1866. La Comisión de socorro, en su reunión del 25 del pasado marzo, a propuesta de la Junta, aprobaba el proyecto presentado por V. S. Ilma. para recibir en su Instituto (**Es8.289**))
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