((**Es8.282**)
nuestro bien y para proseguir la obra comenzada,
idearon una tómbola como único medio de
financiación.
Máximo -Nosotros debemos estar muy reconocidos
a estos señores por su gran bondad; debemos
agradecérselo y guardar indeleble recuerdo de su
protección.
Ernesto -Quiero que no solamente les estemos
agradecidos, sino que pidamos al cielo que se
digne derramar copiosas bendiciones sobre todos
los promotores y promotoras y todos los que de
algún modo tiendan su mano generosa para llevar a
feliz término esta iglesia.
Tancredo -Yo quiero, además, pedir a la
Santísima Virgen que prepare una hermosa corona en
el cielo a todos estos nuestros bienhechores.
Máximo -Que vivan muchos años llenos de salud y
felicidad; y, si por desgracia la peste homicida
del cólera apareciese de nuevo en nuestra tierra,
ninguno de ellos tenga que sufrir el menor daño.
((**It8.326**))
Tancredo -A usted, señor Alcalde, que se ha
dignado venir a visitarnos en este hermoso día, le
presentamos nuestra más sincera y sentida
gratitud. Si, además, como se hace con los
Soberanos en los días de gran solemnidad, nos
permite pedirle un favor particular, le recordamos
lo ya pedido y prometido otra vez; que diga una
palabra en apoyo de la rectificación de la calle
Cottolengo, frente a la nueva iglesia, para que
ésta pueda tener una entrada cómoda cuando esté
terminado el edificio.
Ernesto -Señores promotores y promotoras: todo
lo que nosotros hemos dicho ha sido también en
nombre de nuestros Superiores y compañeros. En
nombre de los mismos les pedimos disculpen
benignamente, si por nuestra condición no podemos
prepararles una recepción mejor como ustedes se
merecen y nosotros desearíamos. La reconocida
bondad de su corazón sabrá otorgarnos benigna
indulgencia, y ahora invitamos respetuosamente a
todos a honrar con su presencia la sala de la
exposición pública. Si por acaso se encontrasen
con personas generosas, que quisieran visitarla
cualquier día, les aseguramos que nos hacen un
nuevo favor y será para nosotros un placer cada
vez que tengamos ocasión de volver a verles a
ustedes, o a las personas que enviaren para
mostrarles los regalos que su caridad supo recoger
y presentar. Lo que decimos para otros lo diremos
aún más de corazón a ustedes, beneméritos
promotores y promotoras, siempre que tengan el
gusto de repetir una visita como la de este día
que tanta alegría y honor nos ha proporcionado.
Después de este diálogo, un jovencito, que por
vez primera aparecía en la escena, fingiendo el
papel de Gianduia, recitó una poesía en dialecto
piamontés, escrita por don José Bongiovanni, sobre
un guión previo de don Bosco.
En estilo jocoso dijo Gianduia que en sueños
había hecho un largo viaje, y se había encontrado
en el salón de un magnífico palacio una enorme
cantidad de monedas de oro y de plata y muchos
billetes de banco; que el dueño le había dado todo
aquel tesoro y que él, llenándose los bolsos y
cargándose a la espalda cuanto podía llevar,
corrió a entregárselo a don Bosco, gritando que al
fin se había encontrado el dinero necesario para
terminar la iglesia; pero su alegría duró muy
poco, porque se cayó de la cama y se despertó en
el suelo con las manos vacías.
(**Es8.282**))
<Anterior: 8. 281><Siguiente: 8. 283>