((**Es8.274**)
La Carta de Semería prosigue:
Otro día contaba don Bosco:
<>Después me levanté, me revestí de los
ornamentos sagrados y salí a celebrar la santa
misa. Llegado al momento de la comunión, he aquí
que, por la puerta principal de la iglesia, entró
una multitud de cabritos que, esparciéndose por
los bancos, trataban de distraer de mil modos a
los muchachos que deseaban acercarse a la mesa de
los ángeles. Unos ya se habían levantado para ir
al altar, pero, seducidos por aquellos pérfidos
mimos, se volvían a su puesto. Otros habían
llegado cerca del comulgatorio, algunos estaban ya
de rodillas ante el altar, pero se volvieron atrás
sin comulgar.
>>Estos cabritos eran los enemigos de las almas
que, con distracciones y afectos desordenados,
tienen a los jóvenes alejados de los
sacramentos...>>.
((**It8.316**)) Con
estas y otras charlas semejantes, preparaba don
Bosco las almas para las fiestas de Pascua,
mientras continuaba la catequesis diaria de
cuaresma para ellos y los millares de externos de
los cuatro Oratorios festivos.
Se preocupaba mucho, además, y lo demostraba
cada año, de los que aún no habían sido
confirmados, para que recibieran dignamente este
sacramento.
Mientras tanto, en los primeros días de marzo
salía el tercer fascículo de las Lecturas
Católicas titulado: Novena de meditaciones y
oraciones para prepararse a recibir dignamente el
Sacramento de la Confirmación - Preparación
próxima para los Sacramentos de la Confesión,
Comunión y Confirmación - Compendio de las
principales preguntas del Catecismo para el examen
de los confirmandos.
Este fascículo era continuación de otro,
publicado en octubre del año anterior, con el
título de: Instrucción Catequística acerca del
Sacramento de la Confirmación. No llevaba portada
y la paginación era progresiva, de modo que, como
ya hemos señalado, pudiese unirse al antedicho
para mayor comodidad de quienes quisieran servirse
de él.
(**Es8.274**))
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