((**Es8.273**)
<>-Don Bosco ílevántate inmediatamente y ven
conmigo!
>>Sin temor alguno, bajé del lecho, me vestí y
me encaminé detrás de aquel individuo el cual no
permitió ni por un solo momento que le viese el
rostro. Me hizo atravesar varios dormitorios por
el centro del pasillo a cuyos lados estaban las
camas de los jóvenes entregados al descanso. Al
pasar me di cuenta de que sobre algunos lechos
había unos gatos agarrados a los hierros con las
patas de atrás y con las de delante en actitud de
arañar el rostro de los muchachos dormidos.
>>Yo seguía siempre detrás de aquel fantasma,
el cual se detuvo finalmente comenzando a dar
vueltas alrededor de la cama de un joven que
estaba profundamente dormido. También yo me detuve
y le pregunté por qué hacía aquello. El me
contestó:
>>-Para la fiesta de San José este joven debe
venir conmigo.
>>Yo comprendí que el muchacho indicado moriría
para aquella fecha.
>>Entonces, pregunté a mi guía con tono
resuelto:
>>-Necesito saber quién eres y en nombre de
quién hablas.
>>El me dijo nuevamente:
>>-Si quieres saber quién soy: ímira!
>>Y desapareció él y la linterna, de forma que
me quedé a oscuras. Entonces me dispuse a ir
nuevamente a mi lecho, pero en el camino tropecé
no sé si con un baúl o con otra cosa y me
desperté.>>
Hecha esta narración, nos explicó que aquellos
gatos en actitud de devorar a los jóvenes que
dormían tranquilamente, significan los enemigos de
nuestra alma, que están siempre a nuestro
alrededor para hacernos caer si estamos en gracia
de Dios o para destrozarnos si estamos en
desgracia, cuando el Señor, cansado de nosotros,
se lo permitiese.
<((**It8.315**)) a
confesarse conmigo les diré algo en particular.>>
Pasada la festividad de San José, nos dijo que
precisamente el día 19 de marzo, un joven del
Oratorio había muerto en su pueblo natal.
En la Crónica del Oratorio se lee: <>.
(**Es8.273**))
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