((**Es8.268**)
Consultó con el alcalde Galvagno, el cual,
aunque pertenecía al partido dirigente en Italia,
aprobó su idea y prometió ayudarlo. Seguro de este
apoyo, don Bosco dirigió una instancia al ministro
de Instrucción Pública, Domingo Berti:
Excelencia:
Creo sabe V.E. que hace ya veinticinco años
existen en Turín los llamados Oratorios
masculinos. Consisten éstos en unos locales
destinados a reunir durante los días festivos a
muchachos muy abandonados, que vienen a esta
ciudad desde varios puntos del Estado, con el fin
de entretenerlos con agradables y honestas
diversiones, después de cumplir con sus deberes
religiosos. Hay cuatro oratorios de esta clase,
donde se reúnen varios millares de muchachos; a la
par que se les proporciona enseñanza elemental, se
procura también que tengan durante la semana una
colocación donde trabajar. Pero entre la multitud
hay algunos tan pobres y tan faltos de atención
que toda solicitud resultaría seguramente inútil,
si no se les alojara en una casa donde sean
instruidos, vestidos y preparados para un oficio
con el que puedan a su tiempo ganarse el sustento
para vivir.
Así nació la casa llamada Oratorio de San
Francisco de Sales, donde al presente hay cerca de
ochocientos muchachos internos. Todos tienen en
ella normalmente escuelas nocturnas elementales
((**It8.309**)) y otros
estudios adaptados a ellos. Durante el día, parte
de estos muchachos aprenden el oficio de zapatero,
sastre, carpintero, herrero, encuadernador de
libros, impresor, cajista y parecidos. Otros, a
quienes la Providencia dotó de aptitud para las
ciencias, son destinados a los estudios
secundarios. Estos llegan a ser cajistas en el
mismo centro o en otras imprentas; unos cuantos
consiguen el diploma para la enseñanza en el
bachillerato y algunos, finalmente, emprenden
otras carreras, gracias a las cuales, en breve
espacio de tiempo, consiguen un puesto honroso en
la sociedad.
Estas escuelas fueron consideradas en el pasado
como obras apostólicas de caridad y por eso mismo
el Ministro de Instrucción Pública las recomendó
en varias ocasiones, las alentó y, entre otras
cosas, se complacía en manifestar al que esto
expone que aquel Ministerio deseaba concurrir con
todos los medios a su alcance para que estas
nuestras escuelas tuviesen el mayor desarrollo
posible 1 :
Fueron maestros, el Director, ayudado por
algunos alumnos del Centro, y también personas
externas; pero todos trabajaban gratuitamente. Por
eso, los Delegados provinciales de enseñanza, por
espacio de más de veinte años, cooperando en el
sentido más favorable, dejaron plena libertad para
enseñar en aquellas ramas escolásticas que se
juzgaban más oportunas para el bien de los
muchachos, sin preocuparse de si el maestro estaba
o no diplomado.
Solamente desde hace algún año el Delegado,
aunque en forma benévola, considerando este Centro
solamente como un internado más con bachillerato,
quiere someter estas escuelas a todas las leyes y
disposiciones con que se regulan y dirigen los
demás colegios públicos exigiendo, entre otras
cosas, que los profesores de las respectivas
clases presenten diplomas o títulos equivalentes.
Ahora bien, no pudiendo, si no es a costa de
grandes gastos resolver la titularidad de tales
maestros, porque el Centro es totalmente gratuito,
se vería en el riesgo de tener que suspender su
actividad con grave perjuicio para tantos hijos
del pueblo bajo, que también poseen
1 Carta del 29 de abril, de 1857, firmada por
J. Lanza.
(**Es8.268**))
<Anterior: 8. 267><Siguiente: 8. 269>