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((**Es8.249**) -Sí, sí, le respondió sonriente. A un clérigo de Vercelli que le preguntó en el patio sobre su situación: -Tú estorbabas a los demás, le replicó, y así impedías la pesca. A un sacerdote que deseaba saber el papel que desempeñaba en aquella escena: -Te vi, le dijo, apartado de los demás; a solas, serio, en un rincón de la embarcación, ocupado en preparar anzuelos con sus cuerdas correspondientes, que los demás venían a tomar para pescar. Y añadió algunas cosas más que veinte años después se cumplieron, de una manera maravillosa y que no es necesario exponer aquí. Los alumnos no olvidaron este sueño, que tanta impresión les había causado, y el joven Agustín Semería de Moltedo Superiore nos lo recordaba en carta fechada el 24 de septiembre de 1883, confirmando en su descripción cuanto hemos expuesto anteriormente y añadiendo: <((**It8.285**)) que experimentarán los justos al llegar a las playas de la felicidad eterna; a la paz que disfruta un cristiano viviendo siempre en gracia de Dios, y al augurarnos unas buenas noches, nos dijo: -Cuando os despojéis de las ropas para acostaros, hacedlo con toda modestia; pensando que Dios os ve; después meteos en la cama; cruzad las manos sobre el pecho y, abandonados en los brazos de Jesús y de María, entregaos al descanso>>. (**Es8.249**))
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