((**Es8.247**)
Don Bosco concluyó con estas palabras:
>>Veis, mis queridos hijos? En este sueño
podemos reconocer el mar borrascoso de este mundo.
Si sois dóciles y obedientes a mis palabras y no
hacéis caso de los que os aconsejan mal, después
de habernos esforzado por hacer el bien y huir del
mal; después de vencidas todas nuestras malas
tendencias, llegaremos felizmente al término de
nuestra vida, a una playa segura. Entonces vendrá
a nuestro encuentro mandado por la Virgen
Santísima, quien en nombre de nuestro buen Dios,
nos introducirá para restaurarnos de nuestras
fatigas, en su regio jardín, esto es, en el
Paraíso, donde gozaremos de su amabilísima
presencia divina. Pero, si por el contrario,
queréis obrar, no según yo os digo, sino siguiendo
vuestro capricho y desoyendo mis consejos,
entonces naufragaréis miserablemente.
Don Bosco dio, en circunstancias diversas y
privadamente, alguna explicación detallada de este
sueño, relacionado no sólo con el Oratorio, sino
también con la Pía Sociedad, según parece.
<((**It8.283**)) y
vuelven al mundo despreciando la vocación. Dígase
lo mismo de los que se refugian en las otras
balsas.
Muchos caían al agua y tendían la mano a los
que estaban en la embarcación y con la ayuda de
los compañeros subían nuevamente a ella. Eran los
dotados de buena voluntad que, habiendo caído
desgraciadamente en pecado, vuelven a adquirir la
gracia de Dios mediante la penitencia. El
estrecho, los gatazos, los monos y demás
(**Es8.247**))
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