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NOVENA DE NAVIDAD
1.¦ Pronta obediencia a todo, en lo agradable y
en lo desagradable.
2.¦ Humildad en el vestir y en el arreglo del
cabello; al hablar y al obedecer y en las cosas
desagradables.
3.¦ Caridad: soportar los defectos ajenos y
procurar no ofender a nadie.
4.¦ Caridad: consolar a los afligidos, prestar
algún favor, hacer el bien a quien se pueda y no
hacer mal a nadie.
5.¦ Caridad: avisar a los descuidados, corregir
con bondad al que dijere o hiciese algo malo.
6.¦ Caridad: perdonar a los enemigos y darles
un buen consejo, si se presenta la ocasión.
7.¦ Huir del que habla mal.
8.¦ Huir del ocio, diligencia en el
cumplimiento de los propios deberes.
9.¦ Confesión como si fuese la última de la
vida.
Día de la fiesta
Devota comunión con promesa de comulgar a
menudo.
Don Bosco partió de Turín, probablemente el día
11 de diciembre, lunes, por la línea de Génova.
<((**It8.258**)) con
gran alegría. Los mismos obispos le acogían con
las mayores muestras de estima y afecto, hasta
cederle, en ocasiones, el primer puesto en la
mesa>>.
Al llegar a Pisa, se apresuró a comunicarlo al
Oratorio, mientras sus músicos se disponían a
marchar de Turín a Avigliana, donde por vez
primera se festejaba con gran solemnidad al beato
Querubín Testa, después del ya citado
reconocimiento de su culto.
Carísimo Rúa:
Me encuentro en Pisa con el cardenal Corsi, en
cuya casa verdaderamente vivo como un señor:
transporte, coches, caballos, cocheros, camareros,
buenas comidas, opíparas cenas están a mis
órdenes. No me faltan más que los muchachos del
Oratorio para estar contento.
He visto el Arno, que cruza Pisa por medio; la
catedral, que es una famosa basílica; la torre
inclinada, cuya cima se aleja siete metros de la
base; la torre, donde murió de hambre el conde
Hugolino juntamente con sus hijos; los cascotes de
una casa perteneciente a dicho conde, derribada
por el pueblo pisano en venganza de los males
sufridos por culpa del dueño de la misma; el
baptisterio, que es una maravilla de trabajo y de
escultura en mármoles; un cementerio de tal y tan
variada magnificencia, que calma y guarda en paz a
todos los que allí tienen su última morada. Son
cosas que me gustan, pero me faltan mis muchachos.
Hablaré de Florencia cuando vuelva a Turín.
Ahora pasemos a lo nuestro. He escrito al
Caballero; había dentro de su carta otra cartita
sellada, pero temo haberla cerrado sin poner las
señas. Debe dirigirse a
(**Es8.227**))
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