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la irreligión, el desprecio a la Iglesia y a sus
ministros, a vivir indecentemente. He venido para
decirte que Dios está harto de ti, y que, si no te
enmiendas, sabrás dentro de poco el peso de sus
castigos.
Así diciendo se alejaba caminando hacia la
ventana.
-íPadre!, exclamó una vez más el pobre hombre.
La sombra se volvió:
-íCambia de vida!, le dijo y desapareció.
A la mañana siguiente, esto es, esta mañana, la
madre acompañaba a su hijo a mi aposento y me
contaba lo que os acabo de exponer. El pobre hijo
estaba casi atontado por el intenso miedo; me
confirmó todo, se confesó y la madre se lo llevó a
casa sosteniéndolo porque él no podía tenerse en
pie.
Quien esto escribe se encontró con la madre y
con el hijo, al salir de la habitación de don
Bosco. La madre se volvió a mí para decir, con las
lágrimas en los ojos:
-íRuegue por este hijo mío!
Don Bosco estaba aquellos días preocupado
porque tenía que nombrar un nuevo Director para el
Oratorio festivo de San Luis en la calle del Rey.
El teólogo Leonardo Murialdo había dejado este
cargo en octubre de aquel mismo año 1865, para
trasladarse a París, al Seminario de San Sulpicio,
donde quería pasar un año y ((**It8.233**))
perfeccionar sus estudios teológicos, a los que ya
había puesto sólidos fundamentos en la Universidad
de Turín. El Siervo de Dios se dirigió al docto y
celoso sacerdote Teodoro Scolari de Muggiate,
rogándole se pusiera al frente de los pilluelos de
Puerta Nueva. El Abate aceptó gustosamente el
importante encargo y, apenas pudo, empezó aquel
apostolado, de todo corazón; en él perduró varios
años con admirable celo, hasta que don Bosco
dispuso de más sacerdotes y pudo encargar de aquel
Oratorio ahora a uno, ahora a otro de ellos, según
las circunstancias.
Los otros oratorios festivos ya estaban
dirigidos por sacerdotes salesianos; también el de
San José, en Borgo San Salvario, abierto por la
familia Occelletti, tenía desde 1864 como
moderador a don Juan Francesia.
Una vez establecido el personal dirigente de
sus oratorios, don Bosco se dirigía a Cortese,
Ministro de Gracia, Justicia y Cultos, en demanda
de ayuda:
Excelencia:
Durante los años precedentes dignóse V. S.
concederme una caritativa ayuda, con cargo al
Economato, en favor de los Oratorios masculinos de
San Francisco de Sales en Valdocco, de San Luis en
Puerta Nueva, y del Santo Angel Custodio en
Vanchiglia, a los que se añadió hace un año el de
San José en San Salvario. Esta aportación era para
los gastos de culto.
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