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Saluda a todos nuestros queridos amigos y que
el Señor nos ayude a todos a crecer en su santo
temor.
Todo tuyo
Lonigo, 14 de octubre de 1865
Afectísimo en Jesucristo
JUAN BOSCO, Pbro.
P.S.-Saluda a Cagliero y a Francesia; tira de
las barbas al Caballero.
Las dos cartas que don Bosco mandó a don Miguel
Rúa eran una petición al general Petitti, Ministro
de la Guerra:
Excelencía:
Ya en años pasados y en varias ocasiones
recurrí a V. E. a fin de obtener indumentaria para
los pobres muchachos asilados en la casa llamada
Oratorio de San Francisco de Sales y S. E. acudió
siempre en mi ayuda.
((**It8.222**)) Causas
muy diversas concurrieron a aumentar las
necesidades de este establecimiento en este año,
de modo que en la actualidad pasa por graves
estrecheces.
Por esto acudo de nuevo a su reconocida bondad,
suplicándole se digne tender su benéfica mano a
estos huerfanitos y concederles el número de
mantas, sábanas, camisas, calzoncillos,
pantalones, levitas militares, capotes, botas y
todo lo que se digne conceder y sirva para
preservarles del frío durante la próxima estación
invernal. No importa que estas prendas estén ya
fuera de uso o gastadas, para nosotros serán una
verdadera caridad, gracias a la cual se suplirá
una necesidad que de otro modo no se podría
resolver.
Será, tal vez, la última que podamos disfrutar
de este beneficio, y por eso ponemos en usted la
más viva confianza de ser atendidos. A más de la
imborrable gratitud que guardaremos por el favor,
no dejaremos de invocar diariamente las
bendiciones del cielo sobre usted, a quien
contaremos entre nuestros más insignes
bienhechores.
Con todo aprecio, tengo el alto honor de poder
profesarme de V. E.
Turín, octubre de 1865
Reconocidísimo seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
Ilustrísimo señor General:
Hace ya varios años que, gracias al valimiento
de V.S., he podido obtener la ayuda de ropa para
los pobres muchachos de esta casa, que suman casi
ochocientos.
Entiendo que el favor depende únicamente de
usted y por eso, con plena confianza, recomiendo
en cuanto sé y puedo a su reconocida bondad la
extrema necesidad de estos pobres muchachos.
No pudiendo expresar de otra manera nuestra
gratitud, rogaremos al buen Dios para que conceda
días de salud y felicidad a usted y a toda su
respetable familia.
(**Es8.197**))
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