((**Es8.169**)
El clérigo Francisco Dalmazzo escribía el 22 de
agosto a don Miguel Rúa, que se encontraba en
Mirabello: <>.
En efecto, dicha Gaceta, después de narrar con
espíritu abiertamente sectario cuanto hemos dicho,
terminaba en son de triunfo: <>qué significa la oferta hecha por don Bosco de
recibir treinta huérfanos de Ancona? íQue lo diga
el público! Por favor, entérese el bueno del
Alcalde de Ancona ((**It8.188**)) en la
Comisión de Sanidad de Turín, si no quiere ser
maldecido un día por los mismos huérfanos>>.
Ninguna persona honrada les prestó fe y
nosotros mismos oímos exclamar a algunos hombres
del pueblo:
-íEsto es demasiado! íHaga ese periodista, si
puede, lo que sabe hacer don Bosco!
El 30 de agosto, salía al campo el teólogo
Margotti, en las columnas de la Unidad Católica y
daba su juicio, escribiendo en favor de don Bosco:
Don Bosco y el Oratorio de San Francisco de
Sales.-Hace algún tiempo que ciertos periódicos,
apoyándose en una afirmación de la Gaceta del
Pueblo, se han ocupado y se ocupan de hablar mal
sobre la higiene, limpieza y excesiva aglomeración
de muchachos en el Oratorio de San Francisco de
Sales. Hemos visitado varias veces dicho
establecimiento y no hemos advertido nunca esos
inconvenientes. Más aún, sabemos que hace poco
estuvo allí el Príncipe Amadeo, acompañado del
Alcalde de Turín, el Gobernador y otros
calificados ciudadanos, quienes, después de haber
visitado el establecimiento dieron las más
sinceras muestras de satisfacción. Nosotros
estábamos íntimamente persuadidos de ello, ya que
cada año se lleva a cabo una visita médica: ni el
Ministerio, ni la Comisaría General de Policía, ni
el mismo Ayuntamiento de Turín mandarían allí
muchachos, como sabemos que lo hacen, si hubieran
de lamentarse tales inconvenientes.
No obstante, movidos por las habladurías, hemos
querido ir personalmente y visitar dicho
establecimiento en su aspecto sanitario,
estadístico y de limpieza, y hemos tenido el
placer de comprobar con nuestros ojos lo mismo de
lo que ya estábamos persuadidos, o sea:
1.° Que el estado de salud de los muchachos es
óptimo; y consta que, pese a que son casi
ochocientos, pasan cinco y seis meses sin que ni
un muchacho tenga que ir a la enfermería, por
ningún mal, salvo el del apetido que es
grandísimo.
(**Es8.169**))
<Anterior: 8. 168><Siguiente: 8. 170>