((**Es8.165**)
<>Los valdenses alcanzan así dos fines: 1.°
Proveer a las familias de los campesinos
valdenses, por naturaleza avarísimos y ansiosos de
dinero; una familia ordinariamente se alimenta
sólo de patatas y, naturalmente, considera una
gran fortuna las diecisiete liras mensuales. 2.°
Poder presentar cada año una larga lista de
nombres, a la Comisión de propaganda de Londres,
de niños arrancados a los católicos para educarlos
en la religión valdense: de este modo justifican
el empleo del dinero que mandan de Londres a
Italia.
>>Por tanto, haría una gran labor un sacerdote
celoso al frente de la parroquia de Torre Pellice,
el cual se informase con cautela de las familias
valdenses, de los niños que educan, de qué pueblos
son, quiénes son sus padres y, en consecuencia,
escribir a los respectivos párrocos para que se
preocupen y procuren retirarlos y colocarlos en
centros católicos. La Pía Sociedad de la Santa
Infancia para China podría interesarse para
arrebatar esas pobres almas de las manos de los
herejes>>.
((**It8.183**))
Mientras estudiaba la manera de cómo impedir esta
degollación espiritual de tantos inocentes,
llególe al Siervo de Dios otra dolorosa noticia.
Un buen párroco de Sassari, en Cerdeña, el cual
había sido húesped del Oratorio en uno de sus
viajes a Turín y había charlado ampliamente con
don Bosco, a ruegos del Venerable para que le
ayudase a despachar cierto número de boletos de la
tómbola, le escribía:
Muy Rvdo. Señor y Padre:
Hace pocos días que por medio del señor Alcalde
de esta ciudad me entregaron un paquete con diez
decenas de boletos para la tómbola a favor de los
Oratorios masculinos de Valdocco, de Puerta Nueva
y Vanchiglia, y siendo V. S. Director de los
mismos, aprovecho gustoso la ocasión para escribir
esta carta asegurándole que pondré todo mi empeño
en distribuir los boletos y recoger los regalos
que las personas caritativas quieran entregar.
Ya hace tiempo que hubiera querido escribirle,
pero considerando sus muchas ocupaciones para dar
gloria a Dios y para el bien de los pobres, dejé
de hacerlo y esperaba el momento propicio para
tener un motivo para ello.
Aquí en Sassari seguimos como de costumbre, y
no tan mal en materia de religión. Hace ahora dos
meses ha llegado a esta ciudad un ministro
evangélico, o mejor dicho antievangélico, el cual
da sus instrucciones en una sala a pocos
prosélitos; al principio fueron muchos curiosos,
pero ahora se ha reducido el número, y nosotros
los párrocos hacemos todo lo posible para alejar
de él al pueblo y advertirle del peligro. Es la
primera vez que la herejía penetra en Cerdeña y
esperamos que la Santísima Virgen guardará este
pueblo tan suyo.
(**Es8.165**))
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