((**Es8.16**)
y publicó don Bosco un opusculito para las
Lecturas Católicas del mes de febrero, titulado:
Diálogo sobre la Institución del Jubileo, con las
prácticas piadosas para visitar las iglesias,
compuesto por el sacerdote Juan Bosco.
<>.
En la portada se leía: <> (Card. Gaetani, El Jubileo, 15).
Después del prólogo, seguía la Encíclica del
Sumo Pontífice. Y terminaba el librito con tres
consideraciones sobre la confesión, la santa
comunión y la limosna. Añadíanse, además, tres
meditaciones sobre la salvación, la muerte y el
juicio.
Este opúsculo alcanzó tal aceptación entre los
fieles que don Bosco tuvo que apresurarse a
publicar una segunda edición, añadiendo algo para
inculcar en los lectores la devoción a la
Santísima Virgen.
((**It8.3**)) La Pía
Sociedad Salesiana contaba por entonces con casi
ochenta socios, once de los cuales eran
sacerdotes. Algunos se habían retirado de la
hermandad, pero otros habían ocupado su lugar. El
seminario menor de Mirabello prosperaba, el
colegio de Lanzo empezaba a dar buenos frutos y, a
fines del 1864, don Domingo Pestarino había
apresurado el comienzo de su obra en Mornese,
colocando la primera piedra de un colegio
destinado a la educación de los muchachos. Hubo
una gran fiesta debido a la intervención de la
banda de música de Lerma.
Mientras tanto don Bosco, con mayor confianza
cada vez, preparaba lo necesario para que
procedieran rápidamente las obras de la iglesia de
María Auxiliadora.
El primero de enero firmaba un contrato con los
señores Ferraris y Compañía, residentes en Turín,
para el corte de la piedra en el Malanaggio. La
correspondiente a la parte baja del interior de la
iglesia, esto es, el zócalo sin cornisa, debía ser
enviada y puesta en su sitio para el próximo mes
de marzo, al precio de ciento cincuenta liras el
metro cúbico; el basamento de las columnas con las
cornisas(**Es8.16**))
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