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su intensidad a primeros de agosto. Desde que
empezó la infección hasta el 9 de agosto cayeron
enfermos más de mil, y más de quinientos murieron.
El 21 llegaban los muertos a mil ciento treinta.
Unas dieciséis mil personas abandonaban la ciudad,
buscando refugio en otras partes.
Ante la noticia de tantas desgracias, don Bosco
se conmovió por la suerte de los pobres muchachos
que quedaban huérfanos en Ancona y otras ciudades
en las que, aunque ligeramente, ya empezaba la
epidemia a hacer sus víctimas.
En consecuencia, el 9 de agosto escribía al
cardenal Antonucci, obispo de Ancona, una carta de
la que no existe copia, brindándose para socorrer
a sus huerfanitos, y el mismo día expedía otra al
Ministro de Gobernación, Juan Lanza, haciéndole un
cordial ofrecimiento.
((**It8.176**)) Turín,
9 de agosto 1865
Excelencia:
Las tristes noticias del cólera, llegadas a
esta ciudad, han conmovido a todos los buenos. Yo,
por mi parte, con el vivo deseo de aliviar, aunque
en una mínima parte, la común desgracia, me
ofrezco para albergar en esta casa a los
huerfanitos que han quedado en la miseria por esta
calamidad, que tengan a bien
encomendarme.Procuraré tener preparado sitio para
un centenar con tal de que: 1.°, se hallen entre
los doce y dieciocho años de edad; 2.°, que estén
sanos y bien dispuestos; 3.°, hayan pasado una
temporada de observación, que garantice su
inmunidad de la enfermedad que asola su respectivo
país.
Con la máxima estima y gratitud,
De V. E.
Seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
Esta carta, dirigida a las oficinas del
Ministerio de Gobernación en Turín, obtuvo la
siguiente respuesta.
REINO DE ITALIA
MINISTERIO DE GOBERNACION
División VI-Sección II
N.° 5.087
Comprobación en el folio 9 corriente.
ASUNTO:
Oferta del Director del Oratorio de San
Francisco de Sales para los desamparados por causa
del cólera.
Turín, 16 de agosto de 1865.
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