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Bosco. La hemos referido, además, para que nadie
pudiese acusarnos de haberla omitido, y al mismo
tiempo para declarar, tanto a los que aprueban las
expuestas reflexiones como a los que no, que
nosotros, los primeros, no queremos pretender que
el Siervo de Dios haya querido o debido profetizar
siempre que conversaba o era preguntado.
Don Bosco, aun en medio de su dolor, no
olvidaba a sus ((**It8.164**)) amigos,
a los que trataba con inalterable jovialidad. Así,
el 19 de julio escribía <>, enviándole, a lo
que parece, una debida gratificación, o quizá un
simple augurio de largos y largos años de vida.
VIVA SAN VICENTE
Y QUIEN LLEVA SU NOMBRE
Si favorable
me fuere el viento,
haría rima
con mil y ciento.
Pero el Marsupio 1,
que se ha encogido,
a ciento cincuenta
me ha reducido.
íMil años viva, mil años de vida feliz! Amén.
JUAN BOSCO, Pbro.
Mientras tanto, había sucedido al conde
Pasolini en el Gobierno Civil de Turín, aunque por
poco tiempo, el conde Carlos Cadorna, senador del
Reino.
Don Bosco necesitaba acercarse al nuevo
Gobernador, ya que precisaba de su benevolencia
para la tómbola, y el Señor le abrió el camino. El
17 de julio le escribía Cadorna por orden del
Ministerio de Gobernación rogándole aceptase en su
establecimiento al niño Juan Emilio Demonte, de
doce años, cuyo padre natural, que era
lugarteniente en un Regimiento de Infantería, le
había abandonado en
1 Marsupio. Vocablo italiano del latín
MARSUPIUM, que significa bolsa. De donde se llama
MARSUPIAL o DIDELFO al mamífero que tiene una
bolsa abdominal donde guarda las crías. (N. del
T.)
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