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La Santísima Virgen Auxilium Christianorum nos
asista a todos en el día de su fiesta y nos
bendiga. El Señor le conserve y continúe su
benevolencia conmigo a la que me parece haber
correspondido y quiero corresponder.
Recuérdese siempre de mí, salude a todos los
jóvenes y, sobre todo, a los señores sacerdotes y
coadjutores y compañeros con don Francisco
Giacomelli; ayúdeme con sus santas oraciones y
sacrificios y, por último, dígnese creerme, si lo
merezco, con el máximo respeto y filial afecto en
el Señor.
Su seguro servidor
VICTOR ALASONATTI, Pbro.
Cuando don Víctor vio que su salud no mejoraba
con los aires nativos, antes al contrario, iban en
aumento sus dolores, pidió por favor a don Bosco
le dejase ir a morir en el Oratorio. Se lo
concedió. Mas ícuál fue la consternación de don
Bosco, de los sacerdotes, ((**It8.129**)) de los
clérigos, de los alumnos, de toda la casa al verlo
entrar de nuevo en el Oratorio en tan lastimoso
estado! Se le prodigaron todos los cuidados de la
ciencia, pero resultaban vanas las visitas de los
médicos más famosos, las atenciones de los
enfermeros y las oraciones de todo el Oratorio
para devolver su antiguo vigor a aquella apreciada
existencia.
Cuando monseñor Ghilardi se enteró de esta
enfermedad, escribió a don Celestino Durando,
desde Mondoví, el 21 de julio de 1965:
<<íOh, cuánto siento la noticia del desesperado
estado de salud del carísimo padre Alasonatti! En
verdad que ese Centro no necesitaba esta visita
del Señor; no obstante, hemos de besar su bendita
mano hasta cuando nos golpea, porque siempre es la
mano de un padre que quos corripit, amat (ama a
los que corrige). Mañana celebraré la santa misa
por él; hágale usted una visita en mi nombre y
dígale palabras de aliento de mi parte. Haga lo
mismo con el carísimo don Bosco, el cual dirá con
san Pablo: Absit mihi gloriari nisi in cruce
Domini nostri Jesu Christi (Lejos de mí gloriarme
si no es en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo)>>.
En medio de estas penas consolábase don Bosco
con la devoción a María Santísima, honrada durante
el mes de mayo por toda la comunidad de una manera
especial. De sus pláticas de la noche solamente
nos ha conservado la Crónica la del día 30 de
mayo, que por cierto es preciosa en extremo.
30 de mayo
Contemplé un gran altar dedicado a María y
magníficamente adornado. Vi a todos los alumnos
del Oratorio avanzando procesionalmente hacia él.
Cantaban loas a la
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