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((**Es8.119**) Querido y reverendo don Bosco, muchos saludos al reverendo y óptimo Bona, si todavía se encuentra dentro de nuestros amados muros, a don Juan Cagliero in primis (el primero) y a los reverendos Ghivarello, Savio, Francesia, etc. Reciba la renovación de los sentimientos de mi filial obediencia y sincero respeto. Quiera el Señor que nunca disminuya el respetuoso afecto que siento por usted. Bendígame alma y cuerpo, sólo para gloria de Dios, a fin de que yo cumpla siempre su adorabilísima voluntad. Perdóneme por todo y téngame siempre por su afectísimo, aunque indigno servidor, hijo y amigo VICTOR ALASONATTI, Pbro. La segunda carta, quizá la última que escribió en su vida don Víctor, nos muestra también la gran virtud del que, después de don Bosco, tiene derecho a ser llamado padre de la Pía Sociedad de San Francisco de Sales. V.J.M.J. Avigliana, Porta ferrata, 20 de mayo de 1865. Muy reverendo y queridísimo don Bosco: Hoy es sábado, día de cuentas: por tanto es mi deber dar cuenta a mi queridísimo padre, director y amigo verdadero, de todo lo que moral, intelectual y físicamente ha acontecido durante esta semana. ((**It8.128**)) Cada mañana, generalmente a las cuatro y media termino la santa misa en la que, como es lógico, me acuerdo de usted, de los compañeros y de los muchachos. No he leído ni escrito nada en toda la semana, salvo alguna lectura superficial y estas líneas de hoy a usted y a don Angel Savio. No he visitado a nadie, ni traspasado los límites de mi parroquia, a la que me he acercado algunas tardes. La razón de ello está en que, al volver a casa, me asaltan fuertes dolores de estómago y unos golpes de tos, por algún golpe de aire del relente atmosférico. Mi respiración es lenta y el estertor constante: hace dos días que marcho mejor, gracias a la manzanilla caliente y al aceite de lino, con lo que tengo mucha confianza y espero podré reponer un poco y pronto las fuerzas de esta bestezuela. Por la noche duermo hasta las dos y después tengo que levantarme por las expectoraciones da veniam (perdón) de la tos. Los agudos dolores en la cabeza y en el hombro continúan y por ello me atengo a la observancia de la prohibición de trabajar; siento que se agravan al menor esfuerzo y tras las comidas. Después de misa tomo la medicina y luego me rehago del sueño perdido hasta que me traen una sopa para desayuno. Me encuentro rodeado de personas que van a porfía para atenderme en mis menores deseos, hijos de su imaginación. >>No es ésta una linda vida? No quiero entretenerle más con cosas de tan poca importancia. Ruégole acepte los más respetuosos saludos de mi buen padre, de don Mauricio, de nuestros párrocos y del de Buttigliera, juntamente con los del hermano de Giacomelli, etc. Mi padre le invita a que venga a pasar un día entero con él, salvo pasado mañana, lunes, con algún compañero, por ejemplo, el Caballero o don Angel Savio. Deseo vivamente verlo y, en el caso de que venga, obtener su bendición; si no pudiera ser, me la dé desde ahí. (**Es8.119**))
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