((**Es7.81**)
para domar los movimientos de la carne, evita el
ocio, el vino, los manjares).
>>11 de febrero. Antes de que los jóvenes
fuesen a dormir don Bosco les aconsejó que no
perdieran ni un minuto del día, sino más bien que
lo ocuparan totalmente para no dar lugar al
demonio tentador. A la hora de oración o de
iglesia hay que rezar; a la hora de estudio,
estudiar, a la hora de recreo, jugar alegremente;
a la hora de dormir, si tarda en venir el sueño,
hay que trabajar con la mente, repitiendo por
ejemplo las lecciones del día siguiente, repasando
una traducción, ordenando las ideas ((**It7.83**)) de una
redacción:
>>-Yo, dijo él, cuando era joven y no conseguía
dormirme, recitaba cantos enteros del Dante; a
veces, contaba de uno a diez mil; otras, rezaba y
esto es lo que yo os aconsejo. Si tardáis en
dormiros y mucho más si os asalta una tentación,
os recomiendo, como medio seguro de victoria, que
os propongáis el rezo de cincuenta avemarías.
Empezadlas enseguida e idlas contando con los
dedos de las manos a medida que las vais
repitiendo. Os aseguro que la gracia de Dios y la
protección de la Virgen, os traerán infaliblemente
ayuda; y el esfuerzo de memoria para contar
aquellas avemarías os conciliará el sueño antes de
que lleguéis a la mitad, o a un tercio de las
mismas.
>>12 de febrero. Don Bosco recomienda
particularmente y con fervor la devoción a María
Santísima y las visitas frecuentes al Santísimo
Sacramento>>.
<<14 de febrero. Esta noche, después de las
oraciones, sugirió don Bosco a los jóvenes otro
medio para conservar la pureza:
>>-Familiarizaos con el uso de las
jaculatorias; cuando os sintáis tentados, volved
enseguida vuestros ojos a María y exclamad:
íMaría, mi querida Madre, socorredme! -O también
recitad la oración que pone en nuestros labios la
santa Iglesia: Santa María, Madre de Dios, ruega
por nosotros pecadores ahora y en la hora de la
muerte... -O bien haced la señal de la santa cruz,
que está muy descuidada por algunos cristianos y
no se le da la debida importancia. Yo os aseguro
que, si en aquel momento pedís por uno, el Señor
os dará por diez. Si aún queréis más, pedid esta
virtud en la Santa Misa. íMirad! Desde los
orígenes del Oratorio yo establecí que, al llegar
la misa a la elevación cesara todo rumor, cantos y
oraciones vocales. Queréis que os diga porqué?
Precisamente para que cada uno, en aquel momento
precioso, tuviese la comodidad de pedir al Señor
sin distracciones la virtud de la modestia.
>>Mis queridos jóvenes, creedme: si ((**It7.84**)) pedís al
Señor esta gracia en aquel instante solemne,
íseguro que el Señor os la concederá!>>.(**Es7.81**))
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