((**Es7.742**)
Seminario Menor de San Carlos, donde se educan
cerca de cien muchachos según el Reglamento de
esta Sociedad.
Debido a las acostumbradas reuniones de
muchachos en los Oratorios festivos, a las
escuelas diurnas y nocturnas y al número siempre
creciente de internados, la mies del Señor se hizo
más abundante. En consecuencia, para conservar la
unidad de espíritu y de disciplina, de las que
depende el éxito de los Oratorios, ya desde 1844
se reunieron algunos eclesiásticos en una especie
de Sociedad o Congregación, ayudándose mutuamente
con el ejemplo y el estudio.
No hacían éstos ningún voto, y se limitaban a
la simple promesa de dedicarse a la instrucción de
la juventud y a otros ministerios que les
pareciesen útiles para la mayor gloria de Dios y
la salvación de la propia alma. Y reconocían como
superior al sacerdote Juan Bosco. Aunque no
emitían votos, sin embargo, observaban
prácticamente, poco más o menos, las reglas que
aquí se exponen.
CAPITULO III
Fin de esta Sociedad
1.° El fin de esta Sociedad es la perfección
cristiana de sus miembros, toda obra de caridad
espiritual o corporal en bien de los jóvenes,
especialmente pobres, y, además, la educación de
seminaristas. La Sociedad se compone de
sacerdotes, clérigos y laicos.
((**It7.874**)) 2.°
Jesucristo empezó trabajando y enseñando; así
también los socios salesianos empezarán por
perfeccionarse a sí mismos con la práctica de
todas las virtudes internas y externas y con la
adquisición de la ciencia; después se consagrarán
al bien de los demás.
3.° El primer ejercicio de caridad consistirá
en acoger a los jóvenes más abandonados para
formarlos en la religión católica; particularmente
en los días festivos, como se hace en esta ciudad
de Turín en los tres oratorios de san Francisco de
Sales, de san Luis Gonzaga y del santo Angel
Custodio.
4.° Encontrándose con frecuencia jóvenes tan
abandonados que, si no se recogen en un internado,
resultan del todo ineficaces cuantos cuidados se
les prodiguen, se abrirán, en cuanto sea posible,
casas en las que con la ayuda de la divina
Providencia se les dará alojamiento, alimento y
vestido. En ellas, a la par que se forman en la fe
católica, se les preparará para un arte u oficio,
como actualmente se hace en la casa aneja al
Oratorio de San Francisco de Sales en esta Ciudad
1.
5.° Estando, por otra parte, expuestos a muy
graves peligros los jóvenes que aspiran al estado
eclesiástico, esta Sociedad pondrá esmerado empeño
en cultivar en la piedad y en la vocación a los
que demuestran capacidad para el estudio y se
distinguen por sus buenas costumbres. Cuando se
trate de admitir jóvenes para estudiar,
prefiéranse los más pobres, precisamente porque no
lo podrían realizar en otra parte, con tal de que
den fundada esperanza de buen resultado para el
estado eclesiástico. En la Casa de Valdocco hay
cerca de trescientos cincuenta y cinco y, en
Mirabello más de ciento, que cursan los estudios
clásicos con este fin.
1 El sacerdote don Francisco Montebruno,
miembro de esta Sociedad, ha abierto en el año
1855 en Génova la casa llamada Obra de los
Artesanitos. Hay en ella casi cien muchachos
internos y acuden más de ciento en los días
festivos.
(**Es7.742**))
<Anterior: 7. 741><Siguiente: 7. 743>