((**Es7.741**)
costumbres sobre todo en esta clase de jóvenes,
que, por ser pobres, están expuestos a mayor
peligro de su eterna salvación. Este es el fin de
la Sociedad o Congregación de San Francisco de
Sales.
CAPITULO II
Origen de esta Sociedad
A partir del año 1841, el sacerdote Juan Bosco
se unía a otros sacerdotes para reunir en
determinados lugares a los muchachos más
abandonados de la ciudad de Turín, con el fin de
entretenerlos con juegos y al mismo tiempo darles
el pan de la divina palabra. Todo se hacía de
acuerdo con la autoridad eclesiástica.
El Señor bendijo estos sencillos principios y
el concurso de jóvenes llegó a ser tan grande, que
el año 1844, monseñor Fransoni, nuestro venerado
Arzobispo de feliz memoria, autorizaba convertir
un edificio en capilla 1, facultando para realizar
en ella las sagradas funciones necesarias para la
santificación de los días festivos, y para la
instrucción de los muchachos que acudían cada vez
en mayor número. Allí estuvo varias veces el
Arzobispo para administrar el sacramento de la
confirmación. El año 1846 concedía que todos los
que asistían a aquella catequesis pudieran recibir
allí la santa comunión y cumplir el precepto
pascual, y permitía que se cantara la santa misa,
se hicieran triduos y novenas siempre que se
creyese oportuno. Todo esto se hizo hasta el año
1847 en el Oratorio de San Francisco de Sales.
Aquel año creció tanto el número de los jóvenes
asistentes y resultaba tan pequeña la capilla que,
con el permiso de la Autoridad Eclesiástica, se
abrió en otra punta de la ciudad, calle de los
Plátanos de Puerta Nueva, un segundo Oratorio,
dedicado a san Luis Gonzaga, con el mismo fin del
anterior. Como estos dos locales resultaran
insuficientes, el año 1849 se abría ((**It7.873**)) un
tercero en Vanchiglia, otro barrio de esta ciudad,
dedicado al Angel Custodio.
Al hacerse los tiempos cada vez más difíciles
para la religión, el Superior Eclesiástico aprobó
con un gesto de gran bondad de motu proprio el
Reglamento de estos Oratorios, y nombró Director
Jefe al sacerdote Bosco, concediéndole todas las
facultades que pudieran ser necesarias y oportunas
para este fin.
Muchos obispos adoptaron el mismo plan de
reglamento y se industriaron para introducir estos
oratorios festivos en sus diócesis. Pero se
presentó una gran necesidad para la atención de
tales oratorios. Muchos jóvenes, ya crecidos en
edad, no podían ser suficientemente instruidos
sólo con la catequesis dominical, y fue necesario
montar escuelas diurnas y nocturnas, que
estuvieran abiertas durante la semana. Más aún,
muchos de ellos se encontraban tan pobres y
abandonados que, para sacarlos de los peligros,
instruirlos en religión y prepararlos para el
trabajo, no se halló otro medio más que el de
internarlos en lugares a propósito y
suministrarles todo lo necesario para la vida. Que
es lo que se realiza en Turín en la casa aneja al
Oratorio de San Francisco de Sales, donde habitan
casi setecientos.
En el año 1863 se abrió otra casa en Mirabello
de Monferrato, con el título de
1 Dos habitaciones destinadas a alojamiento de
los sacerdotes capellanes en la Pía Obra de Santa
María del Refugio. El año 1846 se transfería el
Oratorio al centro de la zona de Valdocco, donde
existe al presente.
(**Es7.741**))
<Anterior: 7. 740><Siguiente: 7. 742>