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y para esto he venido al mundo, para dar
testimonio de la verdad)1.
Se había divulgado que las doctrinas de la Santa
Sede ya no producían frío ni calor en la moderna
civilización y resultó que ante la palabra del
Papa, transmitida a todas las iglesias del mundo,
la sociedad entera se conmovió profundamente.
Miles de periódicos, aun los liberales, publicaron
la Encíclica y el Sílabo; las sectas, atrozmente
diabólicas, vomitaron furiosos insultos y
blasfemias en sus revistas y asambleas.
Los gobiernos de Francia y de Italia intentaron
en vano sofocar la palabra del Pontífice con
reuniones de Ministros, circulares amenazadoras a
los Obispos, decretos prohibiendo publicaciones y
comentarios pastorales, cartas diplomáticas,
instrucciones inquisitorias a la policía, ((**It7.831**))
mientras millones de auténticos católicos y sus
Obispos gritaban con inmenso aplauso:
-No con Belial, sino con Jesucristo y su
Vicario.
La Santísima Virgen había recibido entre tanto
los debidos honores por parte de los muchachos de
don Bosco, quien seguía hablando todavía de las
vocaciones en los días siguientes.
10 de diciembre.-Habíamos dicho que el primer
medio para saber a qué estado nos llama Dios son
las buenas obras. El segundo es aquél del cual
dice san Pablo: Oportet autem illum et testimonium
habere bonum ab iis qui foris sunt (Es necesario
también que tengan buena fama entre los de fuera).
>>Quiénes son ésos que, estando fuera, deben dar
su testimonio? Son el padre, la madre, el párroco,
sus paisanos, el director del colegio o centro de
educación donde nos encontramos. Por director, por
ejemplo aquí en nuestro Oratorio, no entiendo
hablar sólo de mí sino de todos los que aquí
tienen cuidado de vosotros.
Los muchachos demuestran muy pronto con su
comportamiento dónde les llama Dios y, de acuerdo
con esta conducta, los que foris sunt (los de
fuera) dan su opinión. Cuando se ve a ciertos
muchachos, que están devotos en la iglesia, que
son reservados en el trato y afables con todos,
oís que se dice de ellos:
-íQué buen sacerdote será ése!
Lo mismo que se oye de aquel otro:
-íQué buen militar resultará!
Y de un tercero:
-De éste haremos un excelente panadero.
->>Os reís? Pues bien, decidme: ciertos
muchachos holgazanes, que están aquí en el
Oratorio, los cuales, a pesar de comer pan a dos
carrillos en la comida y en la cena, de desayunar
una cantidad mayor que la que se da en otros
colegios, de zampar otro zoquete a la merienda,
todavía, no satisfechos, se esconden a la comida y
a la cena cinco o seis panecillos, como si
temiesen morir de hambre. Decid vosotros:>>éstos,
no presentan claras señales de que su vocación es
la de panadero? >>Y sabéis para qué hacen esta
recolección de pan? Os lo diré. No han hecho el
trabajo o no saben la lección, y por este o por
cualquier otro motivo, no quieren ir a clase; se
hacen
1 Juan: XVIII, 37.
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