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((**Es7.706**) fue conducido su cadáver al cementerio. Pregunté con ansiedad si el pobrecito había hecho el ejercicio de la buena muerte y me dijeron que sí: esto me consoló mucho y esperamos que desde la última confesión no haya cometido ninguna culpa grave; y, además, el sincero deseo que tuvo de confesarse antes de morir, confiamos que le haya servido para alcanzar el perdón. >>íAh, mis queridos amigos! El que tiene tiempo, no espere tiempo. Dum tempus habemus operemur bonum (Mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien). Todos nosotros debemos hacer un largo viaje. Ibit in domum aeternitatis suae (El hombre se va a su eterna morada). Dispongámonos, pues, a este gran viaje. Saracco aguardaba el domingo y éste no llegó para él. Con ocasión de la solemnidad de María Santísima Inmaculada ajustemos las cuentas del alma, recibamos bien los santos sacramentos de la confesión y comunión. Queridos amigos, >>estamos seguros de que, retardando nuestra confesión, el Señor tendrá la bondad de esperar a nuestra comodidad? Por tanto, pasado mañana honremos a María y asegurémonos el paraíso.>> Un hecho singular se repetía entre tanto en estos meses. ((**It7.830**)) Narró don Bosco que acaecía a veces que alguno se acercaba al comulgatorio para recibir la hostia santa, y que el sacerdote le dejaba de lado y pasaba a otro sin darle la comunión. Si el interesado se encontraba a dicho sacerdote en el patio y le preguntaba por qué no le había dado la comunión, oía esta respuesta: -Y tú, >>te atreves a ir a comulgar con el pecado en el corazón? >>No ves qué fea y negra está tu alma? Aquel sacerdote lo advertía por el color que tomaba la lengua en aquel momento y avisó bastantes veces a don Bosco para que reparase los daños de las confesiones mal hechas. Y henos ya ante el 8 de diciembre, que aquel año señalaba un nuevo triunfo para la Iglesia y ocasionaba una gran alegría a don Bosco. El Papa publicaba una Encíclica condenando los principales errores de la época moderna, no solamente respecto a las verdades sobrenaturales, sino también a las naturales, por su perversidad herética y el inmenso daño que también acarrean en el orden filosófico, social y político. Con la Encíclica concedía el jubileo para todo el año 1865, y le añadía un Sílabo, esto es, un elenco de ochenta proposiciones condenadas. Pío IX proseguía con indómita firmeza, con su magisterio infalible la obra de Jesucristo. Ego in hoc natus sum et ad hoc veni in mundum ut testimonium perhibeam veritati (Para esto he nacido yo (**Es7.706**))
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