((**Es7.692**)
Cuando don Bosco regresó al Oratorio, estaban
cenando; contó a sus sacerdotes y clérigos que le
rodeaban, que había sido recibido en audiencia por
el Ministro y la promesa que le había hecho de un
nuevo donativo.
En efecto, unos días más tarde recibía don
Bosco la siguiente carta:
Ministerio de la Guerra
N.° 10679.
Turín, 10
de diciembre de 1864.
Este Ministerio, habiendo tomado en
consideración las circunstancias expuestas por V.
S. en la nota presentada con fecha del 3 del
corriente y queriendo, por cuanto le es posible,
aliviar las enormes estrecheces en que se halla
ese centro de Beneficencia, ha ordenado nuevamente
al Almacén principal de Intendencia militar en
esta ciudad, que ponga a disposición de la
persona, que V. S. encargare de recibirlas, las
siguientes prendas:
-Capotes de paño . . . . . . . . . . . . . . .
. 50
-Mantas de campo . . . . . . . . . . . . . . .
. 50
-Pantalones de paño . . . . . . . . . . . . . .
. 40
De lo que informo a V. S. para su oportuna
norma
Por el
Ministro, INCISA
Resultaba así que la finalidad de la
Institución de don Bosco, sus maneras de tratar
los asuntos con calma y serenidad, sus
informaciones sobre las necesidades, la bondad, la
vivacidad de sus muchachos en sus ruidosos
recreos, le ganaban la benevolencia de toda suerte
de personas. La virtud es amada por todos.
Habiendo ido poco tiempo antes a visitar, por
asuntos privados, a Conforti, apodado el rojo, no
sólo le recibió cortésmente sino que le invitó y
forzó a quedarse a toda costa a déjeuner (comer)
con él.
((**It7.814**)) Sin
embargo, no hay que creer que don Bosco pudiese
vivir tranquilo con tales actos de cortesía. El
Ministro de Gobernación le vigilaba. Durante los
años 1864, 1865, 1866, hubo un confidente secreto
de la policía, hombre serio, de pocas palabras y
maduro en años, encargado de vigilarle. Este se
relacionó con don Bosco e iba al Oratorio como un
amigo, se movía por el patio entre los muchachos,
a veces subía por las escaleras interiores, lo
observaba y lo anotaba todo; sin embargo, nada
pudo ver, ni oír, o sospechar que fuese peligroso
o de oposición a las instituciones de la patria.
No demostraba una curiosidad demasiado viva, ni
interrogaba a los alumnos. Don Bosco había sido
advertido por un alto empleado del
(**Es7.692**))
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