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y se encontró con don Bosco, que bajaba las
escaleras en su busca para hacer lo mismo.
Parecióle encontrarse en un extensísimo valle
ocupado por millares y millares de jovencitos;
tantos eran, que el siervo de Dios no creyó nunca
hubiese tantos muchachos en el mundo. Entre
aquellos jóvenes vio a los que estuvieron y a los
que están en la casa y a los que un día estarían
en ella. Mezclados con ellos estaban los
sacerdotes y los clérigos de la misma.
Una montaña altísima cerraba aquel valle por un
lado. Mientras don Bosco pensaba en lo que haría
con aquellos muchachos, una voz le dijo:
->>Ves aquella montaña? Pues bien, es necesario
que tú y los tuyos ganen su cumbre.
Entonces, él dio orden a todas aquellas turbas
de encaminarse al lugar indicado. Los jóvenes se
pusieron en marcha y comenzaron a escalar la
montaña a toda prisa. Los sacerdotes de la casa
corrían delante animando a los muchachos a la
subida, levantaban a los caídos y cargaban sobre
sus espaldas a los que no podían proseguir a causa
del cansancio. Don Miguel Rúa, con las ((**It7.797**))
bocamangas de la sotana arremangadas, trabajaba
más que ninguno y, tomando a los muchachos de dos
en dos, los lanzaba por el aire en dirección a la
montaña, sobre la cual caían de pie, y correteaban
después alegremente por una y otra parte.
Don Juan Cagliero y don Juan Bautista Francesia
recorrían las filas gritando:
-íAnimo, adelante! íAdelante, ánimo!
En poco más de una hora aquellos numerosos
grupos de jóvenes habían alcanzado la cumbre; don
Bosco también había ganado la meta.
->>Y ahora qué hacemos?, dijo.
Y la voz añadió:
Debes recorrer con tus jóvenes esas diez
colinas que contemplas ante tu vista, dispuestas
una detrás de otra.
-Pero >>cómo podremos soportar un viaje tan
largo, con tantos muchachos tan pequeños y tan
delicados?
-El que no pueda caminar con sus pies, será
transportado, se le respondió.
Y he aquí que, en efecto, apareció por un
extremo de la colina un magnífico carruaje. Tan
hermoso era que resultaría imposible describirlo,
pero algo se puede decir. Tenía forma triangular y
estaba dotado de tres ruedas que se movían en
todas direcciones. De los tres
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