Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es7.678**) y se encontró con don Bosco, que bajaba las escaleras en su busca para hacer lo mismo. Parecióle encontrarse en un extensísimo valle ocupado por millares y millares de jovencitos; tantos eran, que el siervo de Dios no creyó nunca hubiese tantos muchachos en el mundo. Entre aquellos jóvenes vio a los que estuvieron y a los que están en la casa y a los que un día estarían en ella. Mezclados con ellos estaban los sacerdotes y los clérigos de la misma. Una montaña altísima cerraba aquel valle por un lado. Mientras don Bosco pensaba en lo que haría con aquellos muchachos, una voz le dijo: ->>Ves aquella montaña? Pues bien, es necesario que tú y los tuyos ganen su cumbre. Entonces, él dio orden a todas aquellas turbas de encaminarse al lugar indicado. Los jóvenes se pusieron en marcha y comenzaron a escalar la montaña a toda prisa. Los sacerdotes de la casa corrían delante animando a los muchachos a la subida, levantaban a los caídos y cargaban sobre sus espaldas a los que no podían proseguir a causa del cansancio. Don Miguel Rúa, con las ((**It7.797**)) bocamangas de la sotana arremangadas, trabajaba más que ninguno y, tomando a los muchachos de dos en dos, los lanzaba por el aire en dirección a la montaña, sobre la cual caían de pie, y correteaban después alegremente por una y otra parte. Don Juan Cagliero y don Juan Bautista Francesia recorrían las filas gritando: -íAnimo, adelante! íAdelante, ánimo! En poco más de una hora aquellos numerosos grupos de jóvenes habían alcanzado la cumbre; don Bosco también había ganado la meta. ->>Y ahora qué hacemos?, dijo. Y la voz añadió: Debes recorrer con tus jóvenes esas diez colinas que contemplas ante tu vista, dispuestas una detrás de otra. -Pero >>cómo podremos soportar un viaje tan largo, con tantos muchachos tan pequeños y tan delicados? -El que no pueda caminar con sus pies, será transportado, se le respondió. Y he aquí que, en efecto, apareció por un extremo de la colina un magnífico carruaje. Tan hermoso era que resultaría imposible describirlo, pero algo se puede decir. Tenía forma triangular y estaba dotado de tres ruedas que se movían en todas direcciones. De los tres (**Es7.678**))
<Anterior: 7. 677><Siguiente: 7. 679>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com